Nuestros deportistas olímpicos son ejemplo de españolismo
Son muchos los que se avergüenzan de nuestro himno, de nuestra bandera y hasta de la palabra España, y recurren a la mezquina expresión "este país".
Los deportistas, en general, tienen un comportamiento ejemplar cuando representan a España en competiciones internacionales; ahí está el reciente ejemplo de los olímpicos españoles.
Nos hemos conmovido con su emoción al escuchar el himno con respeto y dignidad, hemos llorado al ver sus lágrimas de felicidad, a todos nos hubiera gustado entregarles la bandera española cuando la buscaban con ansiedad entre el público para pasearla o exhibirla con el orgullo de sentirse españoles en la babel olímpica. A mí me emociona especialmente ver su mano derecha sobre el pecho, en el momento de escuchar el himno e izarse la bandera.
No me referiré al contraste con aquellos que vejan los símbolos españoles -bandera, himno o a la jefatura del Estado, representación de todos los españoles- sino a quienes usan el sucedáneo “este país” para referirse a España, con más frecuencia de la que sería deseable.
Unos lo hacen impensadamente, sobre todo en tertulias, conferencias de prensa, artículos en los medios de comunicación y entrevistas, pues a base de escuchárselo a quienes lo usan con otra intención, se han dejado contagiar. En este grupo incluyo a los políticos pertenecientes a los llamados partidos constitucionalistas, que podían ejemplarizar hablando decidida y claramente de España.
Hay un segundo grupo que parece sentir vergüenza de declararse español, tal vez para no sentir el rechazo o no encrespar a quienes consideran tufillo facha saludar a la bandera de España y escuchar con respeto y emoción nuestro himno nacional.
Naturalmente, hay un tercer grupo que usa “este país” con la intención consciente de eludir, ignorar o, lo que es peor, despreciar a España, a la Hispania reconocida por fenicios y romanos como una, sin perjuicio de sus partes, de su diversidad cultural, de costumbres, paisajística e idiomática, que enriquece al conjunto y permite sentir el orgullo de ser parte dentro de un todo.
“Este país” es una moda, un término frío, poco expresivo y hasta mezquino y pobre, que oculta la riqueza de la España conseguida por la fundición de las partes, sin que estas pierdan su propio valor.