Argentina está en semifinales de la Copa América tras vencer a Venezuela

Lio Messi. / india.com
Lio Messi. / india.com

Higuaín con un doblete, Messi y Lamela clasifican a la albiceleste pese a que Venezuela fue mejor la mayor parte del partido, y que apenas descontó con gol de Rondón.

Argentina está en semifinales de la Copa América tras vencer a Venezuela

El Gillete Stadium fue el escenario para el que ha sido uno de los mejores partidos hasta el momento en la Copa América Centenario. Quien diga que el 2-0 es el marcador más mentiroso en el fútbol es porque nunca vio un 4-1 como el que Argentina le hizo a una Venezuela que hizo de todo para ganar el partido, pero también para fallarlo. Al final se terminó imponiendo la calidad individual de jugadores como Mascherano, Gaitán y, cómo no, Messi. 

De entrada mostró la oncena dirigida por Rafael Dudamel que no llegaba a Boston sólo a ver pasar a las figuras argentinas. Con Salomón Rondón como único punta, el equipo vinotino apostó por la presión alta, la cual provocó los nervios de Otamendi y Funes Mori, centrales a quienes todavía les falta mucho para tener el temperamento y la frialdad de Mascherano. La buena suerte para los dos defensas es que en su equipo juega el mejor de todos. Tras un par de sustos por la presión bolivariana, Messi envió un pase de tres dedos que remató Higuaín casi cayéndose y marcó el primero. Era el minuto 8 y todo apuntaba a que la albiceleste se encaminaba otra vez a las semifinales.

A pesar del gol de camerino los chicos de Dudamel no se asustaron ni siquiera cuando, 20 minutos después del primero, Higuaín recogía un balón mal entregado por Wilker y batía al guardameta Hernández. Menos de media hora y 2-0 abajo. Eso es poco para jugadores que vienen de un país en el que los ciudadanos se han acostumbrado a vivir con el sufrimiento. 

A partir del segundo gol de Argentina, Venezuela ya no le prestó la pelota a sus rivales. Hay que reconocer que el de Dudamel es un equipazo. Jugadores como González, Vizcarrondo y Ángel podrán patear de más, pero eso no debe eclipsar el buen trato de balón, nueva identidad del fútbol venezolano, la rapidez con la que sus jugadores se devoran hasta el último centímetro del campo y, sobre todo, su espíritu, pues con todo en contra jamás se rindieron, pero lamentablemente cuando se dice todo en contra se refiere a ellos mismos. Casi al final del primer tiempo, y tras haber ensartado un balón en el palo y haber forzado a Romero a una tajada espectacular a tiro de Fletscher, el juez se inventó un penal a favor de Venezuela. Eran los últimos minutos de la primera mitad y la oncena corinta tenía la oportunidad de irse al descanso perdiendo sólo por uno. Seijas pidió la pelota en lugar de Rondón y lanzó el penal más ridículo en décadas: a lo panenka y directo a las manos de Romero, quien ni siquiera tuvo que moverse para salvarlo. Los caribeños no jugaban sólo contra los andinos, sino contra sí mismos.

Para la segunda mitad la tónica siguió siendo la misma, pues Argentina volvió a verse superada por el corazón venezolano, desesperado por ver truncados todos sus intentos. Y cuando parecía que podían levantarse, una nueva pérdida de balón en campo propio desembocó en el tercer gol de partido, ahora de Messi. Era el 3-0 y Gerardo Martino esperaba que eso le diera por fin un poco de paz. Pero no fue así.

Sobre el 69' Rondón cabeceó en el área, sin que Otamendi o Funes Mori se asomaran por el horizonte para marcarlo, e hizo el descuento. Pero como ya se dijo, Venezuela jugó contra sí misma, y apenas un minuto después, el guardameta Hernández colaboró al atajar mal un débil disparo de Lamela dentro del área y era el 4-1, lo cual, al fin, hizo que los venezolanos bajaran los brazos y dedicaran el resto del partido a evitar que Argentina perdiera el control con el marcador.

La goleada de los chicos de Martino deja una sensación confusa en el campamento de ambos equipos. La actual subcampeona del mundo y de América se va orgullosa de su clasificación a semifinales, que disputarán el martes contra Estados Unidos, pero deberían estar pensando seriamente en todas las debilidades defensivas y de recuperación que le exhibió su rival de turno. Los bolivarianos, en cambio, se van del estadio de Massaschussets con la sensación de haber merecido más, pero que fueron sentenciados por sus propias falencias, incluido el inexplicable fallo de Seijas desde los 11 metros.

El 4-1 no debe engañar a nadie, sobre todo a un Estados Unidos crecido en su moral tras haber eliminado a Ecuador entre semana. Los de las barras y las estrellas tendrán el reto de hacer efectivas las falencias del equipo de Martino, que titubeó al toparse con el primer equipo que le perdió el respeto desde el primer minuto, algo que le faltó a los tres de la fase de grupos. 

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