La caza, película “divisiva, tóxica, racista y perjudicial para EE UU”

La caza (The Hunt).
La caza (The Hunt).
La cita del título hace referencia a algunos de los calificativos que se le dedicaron al film en el país durante la presidencia de Donald Trump, antes incluso de su estreno.
La caza, película “divisiva, tóxica, racista y perjudicial para EE UU”

"La vida es para los fuertes, para que la vivan los fuertes y, si es necesario, la quiten los fuertes. Los débiles del mundo fueron puestos aquí para dar placer a los fuertes. Yo soy fuerte. ¿Por qué no usar mi don? Si deseo cazar, ¿por qué no? Cazo la escoria de la tierra: marineros de barcos vagabundos - lassares, negros, chinos, blancos, mestizos - un caballo o un sabueso de pura sangre vale más que una veintena de ellos", argumenta el general Zaroof en el relato breve que Richard Connell publicó en 1924, El juego más peligroso y que ha servido para inspirar a múltiples películas y series, incluso a asesinos en la vida real.

¿Qué ocurriría si trajésemos ese relato al tecnológico siglo XXI? Probablemente que en ciertas RRSS o foros privados dedicados a las teorías conspirativas se rumorease que ciertas personas con cierto poder secuestran a seres que consideran inferiores para cazarlos dentro de un terreno vallado. No sería tan descabellado pensar que podría suceder teniendo en cuenta que se llegó a pensar que en una pizzería de Estados Unidos tenían secuestrados a niños para servir de víctimas de todo tipo de abusos a los poderos. ¿Se imaginan que las élites se divirtiesen así con gente como usted y como yo? Pero no se apure, hablamos de cine, de sano divertimento y de otra más de mi querida productora Blumhouse que, con su siempre tono desenfadado y desacomplejado, vuelve a brindarnos un filme de ese subgénero de terror al que llamaremos “terror Blumhouse”.

‘La caza’ es puro divertimento gore pero con cierto regusto ácido por las veladas críticas a una sociedad modificada por el llamado “progresismo” (en cuanto a doctrina progresiva se refiere, es decir, que incrementa su perfección) que ha insertado su doctrina en todos los estamentos sociales de prácticamente el planeta entero.

La caza es rápida, una película a la que le viene al pelo esa frase de Gonzalo Serrano y Antonio Lobato en la Formula 1: “si parpadean, se lo van a perder” porque no hay lugar a la reflexión, ya se hará después si es que no quedaron agotados. 

La vida es para los fuertes, para que la vivan los fuertes y, si es necesario, la quiten los fuertes. Los débiles del mundo fueron puestos aquí para dar placer a los fuertes.

El inglés Craig Zobel dirige este guión de Damon Lindelof y Nick Cuse, quienes quisieron, además de ofrecer un producto divertido, plasmar los juicios o prejuicios que se tienen contra los que está al otro lado de nuestra región de pensamiento, cada vez más cercada. Así que ahí tenemos a la fantástica Betty Gilpin (vista en la serie Glow o American Gods y en películas como Una historia real (2015) o La maldición (2020) encarnando a Crystal, aparentemente una mujer de baja estofa que ha estado despotricando sobre la élite liberal en redes sociales junto a otros muchos desconocidos y asignándoles un supuesto gusto por la caza humana.

Si Crystal es la heroína de este cuento macabro, Athena (una estilizada Hilary Swank) es el lado oscuro del film, la cabeza pensante detrás de toda esta venganza orquestada para "deleite" (noten la ironía entre comillas) de los conspiranóicos. Aunque en realidad todos son víctimas, o eso creen, unos de una masa enfurecida que les hacen perder sus elitistas trabajos, otros porque van a ser cazados (asesinados) por la élite de poder, esa élite que habla en masculino y femenino para no discriminar a nadie, esa élite que no bebe bebidas azucaradas porque son veneno, esa élite en cuyo discurso tratan de no herir ninguna sensibilidad, esa élite que además de toda esa corrección política tan progresista (en cuanto a doctrina progresiva se refiere, es decir, que incrementa su perfección) sabe bien que el mundo se compone de dos clases: los cazadores y los cazados.

“¿A quién le importa cómo se siente un jaguar?" "Quizás el jaguar sí", observó Whitney. "¡Bah! No tienen entendimiento." Dijo Rainsford. "Aun así, creo que entienden una cosa: el miedo. El miedo al dolor y el miedo a la muerte".”, escribió el mencionado Richard Connell.

Y usted, querido lector, ¿qué es? @opinionadas en @mundiario

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