Feijóo sabe dónde le aprieta el zapato

Es interesante la entrevista que publica el diario El País con Alberto Núñez Feijóo, el líder de la Oposición en España. También lo es para él, ya que puntuar fuera de casa siempre es positivo.

Resulta inteligente por su parte centrarse en Cataluña –se ve que sabe dónde le aprieta el zapato–, ya que es su gran asignatura pendiente; puede que ya la única a estas alturas del partido preelectoral.

Si sigue por ahí irá bien, aunque le faltan al menos dos cosas: una cara nueva en Barcelona que le represente y dé credibilidad, como en su día hizo Josep Piqué con José María Aznar, y un discurso político más de fondo y en clave catalanista.

Lo que para otro líder del PP en España pudiera parecer un imposible no debería serlo en su caso, ya que en Galicia Feijóo siguió la estela de políticos como Xesús Palmou en tiempos de Manuel Fraga y supo conectar con los ambientes galleguistas, dentro y fuera del PP.

En el caso de Cataluña, si quiere tener más escaños –se supone que a costa del PSC– debe entrar al menos en el mundo catalanista que impregna al partido de los socialistas catalanes, hermanado con el PSOE, pero con su propia personalidad política. No es –todavía– el caso del PPC, pero podría serlo algún día en una España cuasi federal. Al menos algo parecido a lo que es el PPdeG en Galicia.

La centralidad, otra gran clave

En economía –su fuerte hoy en día– tal vez no hace falta que Feijóo exagere tanto. Con seguir de cerca al gobernador del Banco de España y a la presidenta de la AIREF tiene hecho el diagnóstico certero, y con los asesores que llevó de Galicia para Madrid puede poner la guinda sin salirse de la centralidad política, ni del sentido común.

Por lo demás, cortejar al PNV y ningunear con buen estilo a Vox y a la díscola Isabel Díaz Ayuso –un verso suelto en Madrid– demuestran que el candidato del PP a la Moncloa tiene tablas políticas de sobra.

Lo dicho: la clave es Cataluña, no Vox ni la ambiciosa presidenta madrileña.

Feijóo ha jugado esta vez en el Bernabéu incluso mejor que si lo hiciera en Riazor. En Galicia se notaba mucho que prácticamente nadie le ponía palos en la rueda. En Madrid se ve que todavía quedan periodistas –léase Claudi Pérez y Xosé Hermida– que preguntan lo que hay que preguntar. Y punto, como diría don Manuel. @J_L_Gomez