Las vacaciones potencian la esclavitud moderna

Niños en situación precaria. Unplash.
Niños en situación precaria. / Unplash.

Cuando te vas de vacaciones a un lindo país, puede que termines explotando a otros sin darte cuenta. Lo peor del asunto, es que los casos se dan con niños y en países en vías de desarrollo.

Las vacaciones potencian la esclavitud moderna

Muchas personas alrededor del mundo se van de vacaciones a bellos países para disfrutar de un rato de tranquilidad y conocer nuevas culturas. Lo que muchos ignoran, es que al mismo tiempo que vacacionan, la esclavitud moderna gana fuerzas en países en vías de desarrollo.

La esclavitud moderna es una forma de servidumbre por alguna deuda o trabajo forzado en donde suelen emplear la fuerza bruta, el maltrato psicológico o la privación de la libertad; irrespetando los derechos humanos de las personas. Este tipo de esclavitud se desarrolla con facilidad en países en vías de desarrollo que tienen la mirada puesta en el sector turístico, pero actualmente es aplicada en muchos sectores como la minería, la moda textil o el trabajo doméstico.

La razón de por qué en esos países suelen aplicar la esclavitud moderna, es porque las personas están desesperadas por conseguir algo de dinero y no tienen muchas opciones de trabajo. Los explotadores se aprovechan por la mano de obra barata y de que pueden sacar fácilmente los bienes y servicios que atraigan a grande masas.

El mundo prefiere no relacionar a la esclavitud moderna con el turismo

Porque es incómodo y es más fácil ignorar la realidad, los países omiten informes en donde se reflejan los casos en que el turismo potencia la esclavitud moderna. El turismo internacional no hace campaña para evitar que los turistas exploten a otros ciudadanos y mucho menos informa sobre los países en donde se incurren a ese tipo de prácticas. Según el Índice Global de Esclavitud, en el año 2016 se reportaron que 45,8 millones de personas eran víctimas de la esclavitud moderna, de los cuales, la gran mayoría se encontraban en países en vías de desarrollo.

Las razones son muy simples: es preferible ignorar algo que puede dañar la reputación de un país y evitar que entre un gran incentivo económico. Ahora, está de moda aplicar un turismo que potencie el desarrollo económico sostenible que mejore la vida de los ciudadanos y generan millones al año. Algo que se vería truncado por expresar preocupantes datos sobre la mano de obra que utilizan las grande empresas en los países para explotar los recursos naturales.

En la gran mayoría de los casos, el sector turístico no respeta los derechos fundamentales de sus empleados y estos, terminan trabajando en condiciones deplorables. La explotación del sector está fuertemente vinculada a dos áreas específicas: el turismo de orfanatos y el turismo sexual.

El segundo es el más común en todo los países en donde gran parte de la población extranjera busca una aventura sexual con gente exótica y de la manera que más les complazca. Pero el primero es una realidad que preocupa mucho, por ser una actividad que se realiza en base a las buenas acciones por parte de los turistas.

Muchos orfanatos del mundo realizan recorridos turísticos para que los extranjeros puedan visitar a los niños y ver las precarias situaciones en que viven. Eso les genera empatía y terminan donando dinero y bienes para intentar mejorar la vida de los más pequeños. Lo que desconocen, es que los encargados de los centros utilizan ese dinero para otras cosas que nada tiene que ver con ayudar a los pequeños.

Según el sitio Rethinkorphanages.org, a nivel mundial hay 8 millones de niños que viven en ese tipo de instituciones y lo peor del caso, es que el 80% de esos niños tienen padres o familiares que podrían velar por ellos.

Los turistas son responsables de que los orfanatos se conviertan en zoológicos y empresas comerciales que generan dinero gracias a sus donaciones; todo por el simple hecho de visitar y pasar un rato jugando con niños que son exhibidos como juguetes en un escaparate.

Si se quiere acabar con la esclavitud moderna, los gobiernos del mundo deben empezar a tomar acciones serias y empezar a denunciar a gran escala el problema que cada día gana más auge entre los países en vías de desarrollo que tienen una gran demanda turística.

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