TV en España: La insoportable levedad de las tendencias televisivas

Imagen de TVE de la serie 'Cuéntame cómo pasó'.
Imagen de TVE de la serie 'Cuéntame cómo pasó'.

Lejos de crear tendencias, los guionistas de televisión nos alimentamos de ellas. Más que influir en la realidad, la confirmamos; nada que el público no sienta como suyo será visto.

TV en España: La insoportable levedad de las tendencias televisivas

Las series de televisión no crean tendencias, sino que las reflejan. La ficción es el espejo y la realidad el original. "Juego de tronos" tiene éxito porque su lema central, "Se acerca el invierno", es el resumen de esta época de crisis y porque está llena de las intrigas, la codicia y la falsedad de estos tiempos lobunos.

¿Tendría éxito hoy una serie que reflejara la vida de un pulcro y risueño médico del sistema público de salud, que viviera en un chalé de clase media con servicio doméstico y cuya mayor preocupación fuera la tensión sexual no resuelta con su cuñada?

Menudo irresponsable, sentenciaríamos. Con tanto corsario acechando a la sanidad pública: ¿por qué no está en alguna marcha de batas blancas?

¿Y qué pensaríamos de su cándida hija mayor, estudiante aplicada y firmemente convencida –¡felices noventa!– de que España y el futuro le devolverán su inversión en horas de estudio con un empleo vocacional y estable en su propio país?

Por no hablar de ese abuelo que convive con ellos y que lee el periódico en su sofá preferido sin pillarse unos cabreos monumentales. Y que puede ir hecho un pincel –se diría que tiene pensión de ministro– porque no ha de hacerse cargo de la familia, como tantos jubilados del presente. No, nadie se creería hoy a Emilio Aragón como médico de familia (como no nos lo creímos cuando hacía que fumaba en "Javier ya no vive solo"). O sí, pero en SyFy, que es un canal temático de ciencia ficción.

Ya no entramos, claro, en la oportunidad de reeditar las peripecias de dos chapuzas en pleno boom inmobiliario. Con tanto desahucio e impunidad bancaria hoy no nos harían ninguna gracia los chistes de Benito y Manolo, los Pepe Gotera y Otilio de "Manos a la obra". Ya nos reímos bastante, en plena crisis, con las comedias de otro par de chapucillas: Urdaci y Paco el Pocero. Recordemos que el locutor de Ce-Ce-O-O, fue monologuista en "El Club de Flo"; para troncharse. No, hoy no aceptamos más hormigón –políticamente hablando, claro– que el que Bárcenas les va colocando en los pies a sus ex correligionarios.

En pleno 2013, es muchísimo más coherente el triunfo de "Águila Roja", ambientada en El Siglo de Oro, otra época podrida de la Historia de España, en la que las calles y los palacios se poblaban de vagos, pícaros y malentretenidos y éramos gobernados por reyes cazadores que vendían los títulos de nobleza para llenar sus arcas. A la España del otro lado del océano la tratábamos con un desdén hidalgo que encuentra cierto parangón en la desidia actual de nuestros gobiernos en las relaciones con Hispanoamérica.

Lástima que haya muerto James Gandolfini, el impresionante Tony Soprano; aún nos podría haber deleitado interpretando al Conde Duque de Olivares o, con toda maestría y propiedad, a un ex tesorero del PP.

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