Los suplementos dietarios son objeto de constantes transgresiones a las normas vigentes

Los locales que se dedican en forma exclusiva a la venta de estos productos, a veces, se presentan como “distribuidoras”.
Locales que se dedican en forma exclusiva a la venta de estos productos, a veces, se presentan como distribuidoras.

Las transgresiones con los suplementos dietarios son evitables, y la solución pasa por que estos productos deben ser vendidos en una oficina farmacéutica donde los controles son factibles.

Los suplementos dietarios son objeto de constantes transgresiones a las normas vigentes

Las transgresiones con los suplementos dietarios son evitables, y la solución pasa por que estos productos deben ser vendidos en una oficina farmacéutica donde los controles son factibles.

Dándole continuidad al artículo  comercialización irregular de suplementos dietarios en el que pongo en escena una grave problemática, y que crece exponencialmente,  como es el caso de la venta irregular de suplementos dietarios. Esta se está  transformando en una cuestión de salud pública que no recibe un tratamiento acorde a los problemas que pueden llegar a ocasionar, más aún cuando se ofrecen productos por vías informales mediante publicidades engañosas.

Para poder profundizar, y entender, la gravedad de esta temática debemos considerar que los suplementos dietarios no son medicamentos, por lo que no se les puede atribuir acciones terapéuticas. A esto se le debe sumar que no se indican, o se desconocen por falta de evidencia científica, algunas contraindicaciones e interacciones, lo que aumenta los riesgos de un consumo inadecuado por las características que se les atribuye de ser productos “de origen vegetal” o “naturales” los que los transforma para el ojo del consumidor en “saludables”.

Muchos países están muy preocupados por los beneficios para la salud que se les atribuyen, sin tener un respaldo científico que así lo indique. A esta falta de garantías en la seguridad se le suma  el uso habitual y discrecional de estos productos, que pueden tener efectos adversos e interacciones con los medicamentos.

En Argentina, el Colegio Oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital Federal (COFyBCF) ha documentado, y expuesto, ante la ANMAT –Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica- la forma en que se ofrecen y publicitan estos productos en distintos comercios de la Ciudad de Buenos Aires, y también por Internet, distribuyéndoselos por correo a cualquier punto del país. En estos comercios, los suplementos dietarios se presentan y ofrecen como medicamentos, adjudicándoseles actividad terapéutica.

Según el informe presentado se venden masivamente en dietéticas, casas de deportes, gimnasios, supermercados, polirubros y locales que se dedican en forma exclusiva a la venta de estos productos, que a veces se presentan como “distribuidoras”. Es muy evidente que todos estos comercios carecen de los controles adecuados amplificando aún más la problemática. Haciendo referencia a este último punto se destacan falencias en el modo de conservación de los productos, la publicidad con la que se ofrecen y la forma descarada con que son presentados a la venta en mesas ubicadas, en ocasiones, en las veredas. Es decir, que desde todo punto de vista no se busca el cuidado de la salud del consumidor sino simplemente hacer actos comerciales, y a cualquier costo, sin importar las consecuencias individuales y menos aún colectivas. Desde lo legal se incumplen las normativas vigentes, publicitándolos como “productos 100% naturales” que carecen de “efectos secundarios y tóxicos”, y se recomiendan engañosamente para el tratamiento de enfermedades como diabetes, osteoporosis, prostáticas, para el estrés y para la ansiedad, entre otras, adjudicándoseles efectividad terapéutica.

Todas estas transgresiones son evitables, y la solución pasa por que estos productos deben ser vendidos en una oficina farmacéutica, donde los controles son factibles, no solo desde lo profesional sino a través de la autoridad sanitaria. Esta última afirmación no es caprichosa, coincidiendo en que si dichos productos tienen actividad terapéutica deben ser considerados medicamentos, ser aprobados como tales y ajustarse a la legislación específica en cuanto a su elaboración, distribución, almacenamiento, fraccionamiento y dispensa, dentro de un circuito ordenado y controlado sanitariamente, donde la presencia del Farmacéutico, en todas estas etapas, es esencial. Este profesional es quien puede garantizar, en base a su sapiencia,  el acceso al producto adecuado, legítimo, seguro y necesario con un asesoramiento conveniente.

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Fuente: Farmacéutico Rubén Sajem -Presidente Sección de Farmacéuticos del Colegio Oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital Federal (COFyBCF).

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