¿Qué es el silencio?, ¿nos hemos detenido alguna vez a valorar el silencio?

El silencio.
El silencio.

Merece la pena conocer y apreciar  el valor del silencio y hacer uso de él. "Os doy mis ideas: ¡que os resulten útiles!", comenta este autor en su nuevo artículo para MUNDIARIO.

¿Qué es el silencio?, ¿nos hemos detenido alguna vez a valorar el silencio?

Vivimos inmersos en una selva de ruidos, que nos aturden e incapacitan para la reflexión y la contemplación consciente de lo que nos rodea. Nos hemos habituado a percibirlos como algo natural y hasta los buscamos, porque sin ruido nos sentimos solos.

El silencio es un valor; quienes lo percibieron con más claridad fueron los eremitas y los monjes, que escogieron lugares recónditos para meditar.

El silencio forma parte de la música, es consustancial a ella para marcar el ritmo, definir partes, crear un clima concreto  y expresar  sensaciones como indecisión, misterio, cansancio o timidez, entre otras.

El silencio monacal forma parte de la vida diaria de un monasterio, que  se desenvuelve en un ambiente de trabajo, oración y paz.

Nada más hermoso que la ausencia de ruidos contaminantes en plena naturaleza, para descubrir las huellas en un sendero al borde de un arroyo, o jugar a perderse en la espesura de un bosque con el único rumor del viento ululando entre el ramaje, al borde del mar con el rítmico run-run de las olas, escuchando el lenguaje propio de la naturaleza, ya fueren los trinos de las diferentes especies de aves, el estrépito de una tormenta, el silbido del viento que augura  tempestad o la imperceptible caída del agua de un plácida lluvia.

¡Qué decir del silencio del niño!, casi siempre previo o simultáneo a una travesura.

El silencio y el misterio de la noche, casi desaparecidos, con sombras inquietantes, fijas o en movimiento, y la luna que juega al escondite con la complicidad de las nubes; el fulgor de las estrellas y el latigazo de las fugaces.

El silencio en la soledad con uno mismo, ojos entornados con la conciencia en vigilia, recordando, imaginando, proyectando, añorando,...

En una conversación el silencio puede  expresar  sentimientos tan dispares como  aquiescencia, desprecio, vergüenza, cobardía, complicidad, prudencia,...

El silencio reconforta, alivia tensiones y nos permite rememorar afectos y ansiar compañías.

Cada día deberíamos dedicar unos minutos al silencio para  escapar del atolondramiento  propio de la ruidosa sociedad en que vivimos.

  

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