¿Reparar o reemplazar? Cómo luchar contra la constante demanda de "cosas nuevas"

La obsolescencia programada nos obliga a consumir más. / RRSS
La obsolescencia programada nos obliga a consumir más. / RRSS

Vivimos en el mundo de lo desechable, ya nada es como antes, ya nada dura más de dos años, así se trate de móviles, ropa, o productos del hogar. 

¿Reparar o reemplazar? Cómo luchar contra la constante demanda de "cosas nuevas"

El último medio siglo ha traído electrodomésticos que son irreparables después de una falla menor, camisetas que se encogen o se desvanecen rápidamente, y accesorios que necesitan ser reemplazados después de unos años. Algo está sucediendo y ciego es aquel que se niega a ver lo que tiene ante sí.

La "obsolescencia programada", la principal causa de estos males, significa que los teléfonos inteligentes viejos funcionan peor después de las actualizaciones necesarias, y los productos que van desde la ropa hasta las gafas se rediseñan regularmente para fomentar nuevas compras. Algunos países han comenzado a tomar nota de manera responsable ante este fenómeno, pues es un hecho que este despilfarro nos afectará a todos en el largo plazo. Las cosas descartadas tienen que terminar inevitablemente en algún lugar. 

El plan del gobierno sueco para reducir la tasa de IVA aplicada al trabajo de reparación del 25% al 12% fue una de las últimas señales de que los europeos estaban comenzando a cuestionar la cultura de consumo basada en "fabricar, usar y tirar" que está en el corazón de los países industrializados.  En Francia, la obsolescencia programada se castiga con dos años de prisión y con una multa de hasta 300,000 euros. España se convirtió recientemente en el primer país en establecer un objetivo diseñado para aumentar la reutilización.

Mientras tanto, la agencia ambiental de Alemania, la UBA, ha encargado la investigación sobre la vida útil de los productos eléctricos con el fin de desarrollar estrategias contra la obsolescencia. Estos son todos estupendos avances,  pero un cambio real requerirá una mayor vida útil del producto en cuestión para que haya que fabricar menos cosas nuevas. La reparación y la reutilización son parte crucial de esto.

Pero es igualmente importante que los productos estén diseñados para durar más tiempo desde el principio. Esto requiere un profundo cambio cultural y sistémico, de modo que las empresas puedan sobrevivir mientras venden menos productos, pero de mayor duración, y que los consumidores elijan comprarlos y conservarlos. Después de todo, no se obtiene ningún beneficio real si los productos están diseñados para la longevidad y luego se descartan prematuramente.  @mundiario

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