¿Pero quién eres tú, niña, al cabo de todo este tiempo, al final de este largo y absurdo camino?

¿Pero quién eres tú? Foto Maribel Zamudio
¿Pero quién eres tú?. / Maribel Zamudio.

Llegando a la misma conclusión a la que hubiera podido llegar hace muchos años, sin moverme del patio de mi casa. Sin tanto ir y venir, sin tanta tontería.

¿Pero quién eres tú, niña, al cabo de todo este tiempo, al final de este largo y absurdo camino?

No se trata de ti, sino de mí. No, no eres tú, soy yo. No me impongas tu presencia, que yo no he ido a buscarte. El azar así lo quiso, y la vida, que es muy sabia, también.

Tanto lamerse las heridas, tanto escapar y alejarse para protegerse, o para exponerse, ya no lo sé. Tanto susurrarle a los fantasmas, tanto correr con los lobos. Tanto de todo y de nada. Tanta estupidez.

Sin parar de preguntar, cuestionándome, cuestionándote, cuestionándolo todo, escondiendo mi dolor. Han sido muchas noches sin dormir, con pesadillas eternas, indescifrables. Rechazando ideas o ideales, imposibles de realizar. Coloreando el tiempo, reparando lo que nadie puede reparar.

Otra vez aquí, feliz me he dejado arrastrar hasta tu ventana de cristal. Has apagado la luz y te has quedado dormido. Tal vez nunca estuviste despierto. Tal vez sólo vine persiguiendo el vuelo de las gaviotas. Pero el hecho es que estoy aquí, de nuevo, viendo el océano. Viendo delfines azules. Imaginándolos, más bien. Contando cuentos para quién los quiera oír. Escribiendo para poder sobrevivir. Llegando a la misma conclusión a la que hubiera podido llegar hace muchos años, sin moverme del patio de mi casa. Sin tanto ir y venir, sin tanta tontería. Los mismos perros con los mismos collares, como decía la morenaza de mi vida.

¿Pero quién eres tú, niña, al cabo de todo este tiempo, al final de este largo y absurdo camino? Te lo voy a explicar canija, no hacía falta irse tan lejos para saber quién eres.

Eres: “tengo una muñeca vestida de azul...”, “chocolate, molinillo, corre, corre, que te pillo...”, “el patio de mi casa es particular, cuando llueve se moja como los demás...”, “qué llueva, qué llueva, la virgen de la cueva, los pajaritos cantan, las nubes se levantan...”, “desde pequeñita me quedé, algo resentida de este pié, y aunque el andar es cosa muy bonita, disimularé que soy una cojita...”

Pero eres también: “¡no me da la gana!” y “¡déjame en paz!”. Y también: “no quiero hacer eso porque no me gusta" y "bueno, por ti lo haría si me haces compañía”.

Y sobre todo eres: “si me sonríes te doy un beso” y "si me dices que soy bonita, al venir a buscarme a tu portal, te sigo hasta el fin del mundo". Aunque el mundo sea cruel e inhóspito, y tú un perfecto desconocido. @mundiario

 

 

Comentarios