Por Asturias entre "ines" y "ones"

Escultura de Woody Allen, en Oviedo / Francisco Puñal.
Escultura de Woody Allen, en Oviedo. / Francisco Puñal.
Más de 160 esculturas de bronce, en la capital, imantan al visitante tras bajar su vista de lo alto y, en derredor, la simpatía junto a los mercadillos de la Plaza Fontán.
Por Asturias entre "ines" y "ones"

Hemos viajado unos días por Asturias y sería egoísta el no intentar siquiera compartir las muchas fuentes de placer que pudimos disfrutar. A la belleza paisajística en excursiones por el Parque Nacional de Redes o el camino de Picu Pienzu, se sumaron sabrosas comidas a unos precios que para aquí quisiéramos y, encima, con algún que otro obsequio alimentario como entrante o de postre. En cuanto a las sidrerías de la calle Gascona, en Oviedo, visita tan obligada como lo pueda ser a los museos Guggenheim o el del Prado, si de paso por sus respectivos emplazamientos.

Por lo que hace a las ciudades de allá, su magnífica arquitectura corre pareja con una limpieza de calles y plazas tan espectacular como añorada por estos lares. Más de 160 esculturas de bronce, en la capital, imantan al visitante tras bajar su vista de lo alto y, en derredor, la simpatía junto a los mercadillos de la Plaza Fontán. También parecidas sensaciones en Avilés o Gijón: una admiración tras otra y, no obstante, la seducción que lleva aparejado el paseo por las dos mayores ciudades de la Comunidad, no las homologa. Siquiera por lo que respecta al uso de diminutivos o aumentativos según se trate de una u otra.

En Oviedo, un excelente quesín en cualquier tiendina, recoletos pueblines en sus inmediaciones para comer por unas monedinas y, del Escorialín a la Santina, las explicaciones de nuestra guía estuvieron en todo momento cuajadas de “ines” e “inas”; terminaciones a las que el de Gijón dio la vuelta y, quizá por eso, el propio nombre de la segunda ciudad en población. Allá está la escalerona de la playa, la iglesiona y algún que otro solarón, de modo que tal vez lo de pendón o putón verbenero sean ocurrencias de esa zona y, por lo mismo, no es de extrañar que su campo de fútbol sea el del Molinón, que de estar en Cartagena cambiaría a Molinico y si en la capital del Principado, Molinín. Afortunadamente, las sidriñas fueron en Oviedo y, obviamente, culines. Porque de haberlas tomado en Gijón, los culones habrían dado conmigo, borrachón, bajo la mesona de cualquier bar. @mundiario

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