De padres maleducados, niños bordes y alumnos a punto de abandonar la enseñanza

La educación, base de la sociedad futura.
La educación, base de la sociedad futura.

"España está criando una generación de jóvenes que, amparados por el buenismo de los padres, no quieren aprender y rechazan todo tipo de autoridad", explica nuestro colaborador.

De padres maleducados, niños bordes y alumnos a punto de abandonar la enseñanza

"España está criando una generación de jóvenes que, amparados por el buenismo de los padres, no quieren aprender y rechazan todo tipo de autoridad", explica nuestro colaborador.

 Cuando un alumno no reacciona ante las indicaciones y amonestaciones de un profesor es que en casa es un dictador. Así me lo contaba un maestro de escuela hace años en la cantina del instituto. Asisto estupefacto a cómo compañeros de trabajo telefonean a padres y madres para notificarles que sus hijos no vienen a clase y que, cuando lo hacen, no dejan que los otros compañeros aprendan. El profesor llega un momento que debe expulsarlos al pasillo.

Algunos padres responden con naderías en el mejor de los casos, porque normalmente se muestran mal encarados y dudan de los argumentos del docente. España está criando una generación de jóvenes que viven una destrucción silenciosa que se traduce en irresponsabilidad. Actualmente, el sistema educativo no tiene recursos ni está organizado para atenderlos adecuadamente. Se añade además que los últimos gobiernos han intentado minar el prestigio del funcionario de carrera, bajándole el sueldo, cuestionando el número de horas de trabajo y aumentando las ratios. Pero ya es tarde. Este prejuicio social ya está asentado en muchas familias, al menos con la educación pública. A la concertada, me cuentan, ya les está llegando.

La frustración de estos adolescentes será un problema social en el futuro y la falta de apoyo social e institucional al docente lo es en el presente. Un profesor mal remunerado hunde el prestigio de su labor en cualquier sociedad. El buenismo de algunas pedagogías ha llegado también a las casas y de la violencia injustificable hemos pasado a un consentimiento ramplón que termina con el hijo agrediendo al padre. Eso sí. Son generaciones de jóvenes que consumen, que consumen mucho. Son generaciones que trabajarán como condenados porque no están educados para soportar la frustración. Serán despedidos y contratados con facilidad. El niño jamás aprobará las matemáticas, pero irá vestido como Cristiano. Bueno, lo intentará.

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