Ni himno ni bandera: lo que algunos echaron de menos en el triunfo de Nadal

Rafa Nadal conquistó su Grand Slam 21 en esta temporada / Twitter @AustralianOpen
Rafa Nadal gana el Australia Open. / Twitter @AustralianOpen
Algunas personas han echado de menos que en el Grand Slam de Australia sonara el himno de España.
Ni himno ni bandera: lo que algunos echaron de menos en el triunfo de Nadal

La generalizada simpatía que, en todos los órdenes, como persona y como deportista, merece Rafal Nadal es, entre otros muchos valores, uno de los símbolos que más vende en el mundo la idea de España, empezando por el propio compromiso y orgullo que él muestra siempre como español. Por eso llama la atención –y seguro que no fue cosa suya—que ni la bandera, ya no digo el himno de España haya aparecido al reconocerlo como ganar el Grand Slam de Australia. Nadal ha recogido este triunfo con su habitual humildad y su gesta se ha conocido en todo el mundo.

Pero ¿en todo el mundo saben que es un tenista español? A propósito de este hecho, algunas personas han echado de menos en las redes sociales que algún símbolo del país del vencedor de este torneo, dadas las últimas controversias sobre el mismo, que recordara que el ganador es español.

Cualquiera que examine el protocolo deportivo al uso reconocerá el papel que juega en ese terreno resaltar el país, con bandera e himno de los grandes triunfadores. De ahí que algunos expertos en ese terreno han echado de menos esa referencia que ubicara la nacionalidad de nuestro triunfador. Cierto, por otro lado, que no es lo mismo cuando en un acontecimiento deportivo se premia a más de uno, con podio y banderas, destacando al triunfador, destacando la de su país e interpretando su himno, que cuando el ganador es único y recibe el trofeo o la copa, como en este caso.

Apuntan los expertos en protocolo deportivo que no hay nada más emocionante para un deportista que subirse en el alto del podio a recibir una medalla y escuchar su himno nacional mientras se iza la bandera en su honor. Hemos visto llorar a muchos, muchos atletas en esas circunstancias -y a más de un espectador- por lo que significa de premio a un esfuerzo y reconocimiento por un gran trabajo, pero también por el sentimiento de emoción que rompe en ese instante. Y lo mismo ocurre para los compatriotas del deportista premiado. En ese sentido, en todos los grandes acontecimientos deportivos hay un gran trabajo preparatorio y de coordinación. Para cada gran acontecimiento el correspondiente equipo de organización, en el que está integrado (o al menos debería estarlo) el responsable de protocolo, se diseña el lugar y forma en el que se van a entregar las medallas o trofeos.

Cuando el premio es exclusivo o personal como en este caso, no debe descuidarse ese aspecto común en otro tipo de competiciones. Y ciertos usos y costumbres no deberían descuidarse o caer en el olvido. Eso pensamos muchos y sería una pena que la entrega de un trofeo a un campeón, como el nuestro, no recuerde al mundo que es un español orgulloso de serlo. De todos modos, cabe extraer una conclusión positiva, en la medida en que junto a Nadal muchos españoles se han sentido orgullosos de serlo. Conviene destacar esto frente a la miserable actitud de determinados sectores del nacionalismo catalán, que suele referirse a Nadal como Rafa “Navidad”, modificando su apellido por entender que al declararse sobre todo español reniega de pertenecer a eso que llaman “los paísos cataláns”. @mundiario

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