El narcicismo y su conducta, a veces premiada en nuestra cultura

La Ninfa Ero y Narciso.
La Ninfa Ero y Narciso.

Hay quienes definen ésta como la era del narcisismo, aunque para hablar de trastorno narcisista hay que ir más allá de conductas aisladas.

El narcicismo y su conducta, a veces premiada en nuestra cultura

Hay quienes definen ésta como la era del narcisismo, aunque para hablar de trastorno narcisista hay que ir más allá de conductas aisladas.

La concepción del narcisismo como excesivo amor a uno mismo, podría hacernos pensar que los individuos narcisistas tienen un elevadísimo nivel de autoestima, cuando en realidad esto no es así.

Suelen presentar este trastorno en mayor medida los hombres y, en el fondo, el narcisista sufre de una inseguridad profunda que le impulsa a autoafirmarse y buscar reconocimiento continuamente. Tienden a devaluar a los demás, cosa que no sucede con las personas con una autoestima sana.

Raramente es el afectado/a quien acude a algún tipo de terapia o solicita ayuda, ya que el propio trastorno narcisista dificultaría efectuar tal reconocimiento. Normalmente, suelen ser las personas allegadas quienes la solicitan. En suma, podría decirse que el narcisismo afecta casi más a la pareja o a los allegados que a quien lo presenta.Constituye prácticamente un trastorno que sufren otros.

El mito de Narciso

Surge de la mitología griega y, si bien son muchas las versiones que existen, una de las más populares es la de Ovidio. Básicamente, cuenta la historia de un hermoso y engreído muchacho que despreciaba el amor de las ninfas, entre ellas Eco.

Cuenta la leyenda, además, que Némesis, diosa de la venganza, castigó a Narciso por su vanidad. Un día, cuando se disponía a beber en un arroyo quedó enormemente fascinado por la belleza de su propio reflejo. Fuertemente abstraido por la autocontemplación, termina por ahogarse en este mismo arroyo, de donde nacería la flor que lleva su nombre.

El narcisismo 

El concepto de narcisismo proviene precisamente de este mito, que es sintetizado como el excesivo amor a uno mismo, pero un amor que es patológico.

A pesar de que normalmente se atribuye a Sigmund Freud la introducción del concepto de narcisismo en el ámbito de la Psiquiatría, encontramos otros antecedentes en el sexólogo Havelock Ellis, quien ya en 1898 acuña términos como el de autoerotismo y la tendencia denominada “como Narciso”, y un año más tarde, otro psiquiatra P.Näcke, acuñó el término narcisismo para referirse al estado de amor de contenido sexual hacia uno mismo, que aparecía principalmente en casos masculinos de psicosis y lo concibió entonces como un nuevo tipo de perversión.

Finalmente, el propio Freud, pese a ciertas reticencias iniciales, en 1910, asumió el término “narcisista” en su obra ‘Tres Ensayos’ para una ‘Teoría Sexual’ y, en 1914, publicó ‘Introducción al Narcisismo’.

El trastorno narcisista de la personalidad

En la actualidad, el narcisismo aparece recogido en el manual diagnóstico de la APA que, en su ya quinta edición (DSM V), lo define como un patrón general de grandiosidad, una necesidad de admiración y una falta de empatía, que empiezan al principio de la edad adulta y que se dan en diversos contextos.

Los individuos narcisistas presentarían también un gran sentido de autoimportancia, fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor, la creencia que son excepcionales, exigencias excesivas de admiración, pretenciosidad, explotación interpersonal, falta de empatía, envidia, comportamientos y actitudes arrogantes o soberbios.

Son precisamente este tipo de rasgos los que hacen excesivamente difícil relacionarse con una persona narcisista.

La era del narcisismo

Sin embargo, nuestra cultura acepta e incluso recompensa conductas narcisistas (por ejemplo, la cultura del selfie, la cultura de las redes sociales, la filosofía del conseguidor y los alardes de grandiosidad, que podrían encarnar figuras como el popular “pequeño Nicolás”).

Hay quienes definen ésta como la era del narcisismo, aunque para hablar de trastorno narcisista hay que ir más allá de conductas aisladas.

No obstante, todos tenemos un narcisista en la sopa, en algún momento de nuestras vidas.

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