¿Maternidad subrogada, vientres de alquiler o incubadoras?

Bebé. / Pixabay
Bebé. / Pixabay

La verdad no ofende; la verdad puede hacer daño. Dejemos a un lado, una vez más, los eufemismos hipócritas con los que ocultar la verdad.

¿Maternidad subrogada, vientres de alquiler o incubadoras?

Una vez más el eufemismo se utiliza como subterfugio para no llamar a las cosas por su nombre, porque tal vez da miedo: vientres de alquiler, incubadoras.

En los anuncios de las agencias para el alquiler de vientres, se puede leer: gestación por sustitución o  por cuenta ajena, maternidad por encargo, contrato de gestación o de alquiler de útero, madre de alquiler, y términos similares.

Habrá quien me considere retrógrado y contrario al progreso de la ciencia, pese a ello expondré mi opinión sobre este asunto, con libertad y respeto.

Algunos razonan de la siguiente forma. De esta modalidad de maternidad/paternidad sólo pueden beneficiarse los ricos que disponen de los recursos necesarios para trasladarse a los países en que está autorizada. Por lo tanto, como todos somos iguales, debe regularse en España para que esté al alcance de ricos, pobres y de cualquier pareja. Y, además, no habrá precio: una ingenuidad. 

Me referiré en primer lugar a los aspectos emocionales. El vínculo afectivo padres-hijo, empieza en el momento de la procreación, se alimenta durante la gestación y culmina en el parto. La parte subrogante o arrendadora no disfruta de esa relación emocional tan hermosa que dura nueve meses. Por otra parte, la mujer que alquila su vientre tiene, probablemente, una motivación ajena a la maternidad y será incapaz de  transmitir cariño al ser que lleva dentro.

Hay otro argumento que me parece fundamental. Quienes defienden esta forma de tener hijos son personas que, como todo el que tenga sentido común, creen  en la igualdad entre la mujer y el hombre y rechazan a la mujer objeto utilizada en el negocio de la prostitución y sus alrededores. Y yo digo: esto que llaman maternidad subrogada -perdón, me niego a admitir la expresión: vientres de alquiler o incubadoras, quiero decir-, ¿no supone considerar a la mujer como una mera incubadora alquilada y menospreciar  su dignidad?

Por otra parte, la utopía de que el alquiler de vientres no se realizará mediante precio, sino tan solo con una compensación de los gastos que la situación ocasionará a la madre incubadora, es como creer que los burros vuelan. No dudo que podrían darse casos de altruismo, pero no sería lo normal: ¿qué mujer estaría dispuesta a vivir los condicionamientos y riesgos de un embarazo por cuenta ajena, sin recibir nada a cambio?

Vivimos en una sociedad en la que los legisladores  se olvidan con frecuencia de los problemas que afectan al común de los mortales y dedican tiempo y esfuerzo a parecer más progresistas que sus oponentes, con el fin de no perder clientela, aunque sea una clientela minoritaria, pues todo vale.

 

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