Los aviones comerciales están expuestos a peligros desconocidos hasta hace poco

Nuevos descubrimientos científicos ponen en alerta a las lineas aéreas.
Nuevos descubrimientos científicos ponen en alerta a las lineas aéreas.
Hasta ahora se creía que la turbulencia era el elemento más peligroso para los aviones que atravesaban una tormenta, pero los estudios científicos demuestran que el mayor peligro reside en otra parte.
Los aviones comerciales están expuestos a peligros desconocidos hasta hace poco

Si usted es una persona que evita viajar en avión por temor a un accidente debe saber que el transporte aéreo es, estadísticamente, el más seguro y confiable de todos los medios disponibles de traslado. Pero un peligro real, y hasta el presente muy poco conocido, ha hecho sonar la alarma mundial respecto a los viajes en avión.

El telescopio Fermi. El "Monitor de Estallido de Rayos Gamma" de la NASA (Gamma -Ray Burst Monitor, GBM), ubicado a bordo del telescopio espacial Fermi, detectó intensos estallidos gamma en los cielos de nuestro planeta.

El Fermi es un laboratorio que se encuentra en órbita a la Tierra y que fue diseñado para detectar explosiones de alta energía en las regiones lejanas del universo. Sin embargo sus instrumentos han detectado potentísimos destellos gamma durante las tormentas eléctricas.

Las tormentas eléctricas y los vuelos comerciales. La elevada energía de los rayos gamma es capaz de producir mutaciones que originan enfermedades como el cáncer, la leucemia e incluso la muerte inmediata cuando la fuente de emisión se encuentra  cercana.

Los rayos gamma tienen corta longitud de onda y alta frecuencia. Básicamente se trata de fotones -al igual que todo el espectro electromagnético- pero cuyas propiedades físicas le permiten atravesar la materia casi sin interferencia, excepto cuando algunos de estos "proyectiles" interactúan con átomos y moléculas orgánicas provocando consecuencias catastróficas.

Según los estudios realizados por el doctor Joseph Dwyer del Instituto de Tecnología de Florida, los resultados obtenidos por el Generador de Imágenes Espectroscópicas de Alta Energía Solar Reuven Ramaty (Rhessi por sus siglas en ingles) indican que las tormentas eléctricas originan explosiones justo en esas frecuencias y longitudes de onda.

Si bien los estallidos de radiación gamma son de escasísima duración -entre uno y dos milisegundos- su potencial es equivalente a la exposición de 400 radiografías torácicas. Una cantidad de energía de tal intensidad es capaz de provocar serias lesiones en cualquier ser vivo.

El peligro reside en que los aviones comerciales vuelan a la altura en que se producen esos destellos durante las tormentas.

Si bien los vehículos de las líneas aéreas intentan evitar las tormentas, estas a veces se manifiestan de forma inesperada. Estudios preliminares permiten confirmar que la forma en que se originan las descargas eléctricas estaría directamente vinculada con la emisión de los rayos gamma.

Hasta ahora se creía que la turbulencia era el elemento más peligroso para los vehículos aéreos que atravesaban una tormenta, pero los estudios científicos demuestran que el mayor peligro reside en otra parte.

Un misterio. Los destellos de rayos gamma terrestres parecen ser los eventos más energéticos en el planeta: emiten más de diez millones de veces la energía de los fotones de luz visible.

No existe prácticamente ningún mecanismo que permita protegernos eficazmente de esas dosis de radiación. De hecho su energía es tan elevada que es capaz de atravesar varias pulgadas de plomo. Dwyer afirma: "Creemos que el riesgo de enfrentarse a un destello de rayos gamma terrestre durante un vuelo es pequeño. Los pilotos intentan alejarse de las tormentas debido a las turbulencias, al granizo y a las descargas eléctricas, pero ahora debemos agregar los rayos gamma terrestres a la lista de razones por las que se debe evitar las tormentas".

Hasta ahora no se sabe con exactitud cual es el mecanismo físico que las genera, pero esas explosiones pueden freír a un ser humano.

Los técnicos confían en que los estudios que se vienen realizando con los telescopios espaciales permitirán muy pronto determinar cómo y cuándo se producen esas mortíferas emisiones de energía.

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