Jornada multitudinaria Ni Una Menos: por el fin del machismo y la violencia sobre las mujeres

Ni Una Menos en Chaco. El objeto fue reclamar por los femicidios y la violencia ejercida por el hombre sobre la mujer
Ni Una Menos en Chaco. El objeto fue reclamar por los femicidios y la violencia ejercida por el hombre sobre la mujer.

En cada rincón de la Argentina se realizó una jornada multitudinaria con el objeto de reclamar por los femicidios y la violencia ejercida por el hombre sobre la mujer.

Jornada multitudinaria Ni Una Menos: por el fin del machismo y la violencia sobre las mujeres

En cada rincón de la Argentina se realizó una jornada multitudinaria con el objeto de reclamar por los femicidios y la violencia ejercida por el hombre sobre la mujer.

Hace unos pocos días, para ser preciso el miércoles 3 de junio, la sociedad argentina vivió en cada rincón del país una jornada multitudinaria bajo la consigna “Ni Una Menos” cuyo epicentro fue frente al Congreso. Esta estaba sustentada en la cantidad de casos de violencia de género y femicidios, en donde se bregó por cinco puntos:

> Implementar con todos los recursos necesarios y monitorear el Plan Nacional de Acción para la Prevención, la Asistencia y la Erradicación de la violencia contra las mujeres, como establece la ley 26.485.

> Garantizar que las víctimas puedan acceder a la Justicia. En cada fiscalía y comisaría debe haber personal capacitado. Las causas de los fueros civil y penal deben unificarse; las víctimas deben tener acceso a patrocinio jurídico gratuito.

> Elaborar el Registro Único de víctimas de la violencia contra las mujeres. Realizar estadísticas oficiales y actualizadas sobre femicidio.

> Garantizar y profundizar la Educación Sexual Integral en todos los niveles educativos, para formar en la igualdad y para una vida libre de discriminación y violencia machista.

> Garantizar la protección de las víctimas. Implementar el monitoreo electrónico de los victimarios.

Luego de observar y analizar cada detalle, las declaraciones o conceptos vertidos, a veces en un tono un poco áspero y denotando una bronca contenida, pero que para mi gusto con un dejo de falta de autocrítica. En mi mente comenzaron aparecer algunas preguntas como ¿realmente queremos modificar la historia?; si fuera así intentaríamos realizar un trabajo mancomunado entre ambos sexos para debatir y, quizás, concluir que con educación podemos arribar a puertos seguros. Desde el vamos el lema ¡ni una menos!, y me pregunto ¿por qué no llamarlo ¡ni una persona menos!?. No deberíamos olvidar, a excepción que existan otras pretensiones, que aunque sean minoría ha habido casos de niños muertos o severamente castigados por sus madres con el fin de herir indirectamente a su macho alfa. A su vez, no debemos ignorar que en divorcios conflictivos y bajo la asistencia de algunos letrados muchas mujeres hacen falsas denuncias con el fin de mejorar sus tajadas económicas o sencillamente vengarse del padre de sus hijos. También es conocido que, sustentado en una cultura machista, el varón que denuncia golpes de su pareja es castigado con la burla, hasta a veces por quienes deben tomar las denuncias, o por su propio entorno quienes muy usualmente recomiendan que son maricas.

Por otra parte, vale recordar que en esta Argentina no existe la custodia compartida tras un divorcio; es decir, que la mujer tiene por derecho propio la tenencia absoluta sobre un hijo y por ende la responsabilidad de formar a ese niño (una dictadura aplicada a los hijos), mientras que el varón es puesto en el escalón de un mero aportante de dinero, un simple monedero (objeto inanimado y sin sentimientos que solo sirve para ser utilizado cuando se lo necesite). Ahora, seguramente se preguntarán ¿por qué apunto esto?, y la respuesta es simple: ¿quiénes forman a estos asesinos? Muchos opinarán que son producto de la ausencia paterna, intentando culpar al otro y no haciéndose cargo de lo que nos toca como sociedad o lo que con presiones extremas han generado.

He visto situaciones donde son las mujeres las más machistas al criticar a rabiar a sus pares por el modo de vestir, por sus cuerpos o por sus permisos en la vida, o al enseñarles a sus hijos que “el varón propone y la mujer dispone”, es por ello que las más dispuestas son tildadas de gatos, una terminología típica de estos lares; “los hijos son de la madre” como si fueran un objeto y no un sujeto que puede llegar a tener otros sentimientos, entre ellos el de amar profundamente a la otra mitad que le aporta el 50% de sus genes; “no hay nada como el amor de una madre” mostrando que el padre no existe y haciendo valer aún más la cultura machista, además de ser un mensaje tan perverso como ridículo para esos niños que han sido maltratados por ellas. Honestamente no quisiera estar en la piel de estos pequeños. Es decir, que dejemos de rasgarnos las vestiduras y comencemos a preguntarnos si estos asesinos provienen de otro planeta, o quizás de otro reino como el vegetal, hasta donde mi conciencia me dicta provienen de una madre y un padre, con hermanos, primos, tíos y abuelos que seguramente tienen que haber visto señales pero que con el silencio, o la inacción, obtuvieron este triste resultado para la sociedad.

En mi opinión, es que con estas actitudes no esperemos tener mejores resultados. Si queremos un verdadero cambio deberíamos probar con un nuevo paradigma, totalmente opuesto al actual, donde reine la verdadera igualdad de derechos y obligaciones en todos los campos. Sería interesante que comencemos por cada familia aportando conductas saludables y acordes a estos tiempos, como enseñarles a nuestros varones las tareas de la casa, a compartir con sus hermanas porque también es su responsabilidad, a cuidarse y a cuidarlas sexualmente porque un hijo no es de la chica sino de ambos, cuyo destino, esencia, identidad e intelecto es una responsabilidad compartida. Definitivamente la resolución de la cuestión pasa por un movimiento educativo dual, y profundo, en donde las luchas de poder no tienen asidero ni sentido.

Es evidente que la falta de solidaridad entre los sexos denota querer mostrar quien tiene más poder y definitivamente conduce a una guerra que seguirá trayendo víctimas y pocas soluciones. Es bien sabido por todos que la violencia en el humano es como las "burbujas en el champagne" (el uno sin el otro no forman el todo), sino basta con recordar las mujeres de los bárbaros (según los romanos) que eran tan violentas o más que sus esposos, guerreaban al mismo nivel de sus "conductores".

En la actualidad existen mujeres que gobiernan países y hombres que asean hogares y, ¡felicidades! un gran logro para quienes tenemos hijas mujeres, sin embargo, el argumento "ni una menos" está muy distante del equilibrio o la igualdad, yo reitero "Ni una persona menos". Por citar un ejemplo, Tres Algarrobos es una pequeña localidad de unos 4.000 habitantes y quienes recuerdan sus tragedias destacan 3 o 4 homicidios en más de 100 años de historia. Sin embargo nunca hubo un femicidio pero si un hombre muerto en manos de una mujer (que seguramente no está en las estadísticas y casi nada se habló; ningún medio de importancia lo publicó, así como otros tantos hechos de violencia ejercida por mujeres que por suerte no terminaron en desdicha). En mi consideración absolutamente personal reitero, como lo he hecho en varias oportunidades, que si hablamos de violencia de género es de ida y vuelta, es un camino de doble mano (aunque reconozco que el varón por su mayor fuerza ante una mala reacción producirá más daño, sin embargo como en Argentina no existen estadísticas  precisas no me queda otra que remitirme a las ocurridas en esta pequeña localidad a punto de cumplir 114 años).

Un mundo mejor
Según algunas feministas extremas el varón es naturalmente violento, y por ende debe ser castigado inmediatamente obviando la presunción de inocencia. Ante esta locura pienso ¡pobre de nuestros hijos varones! ¿Qué futuro les espera? ¡Ojo con esto! cuidado con los políticos oportunistas que pueden legislar dando el poder absoluto a un solo género, que por cierto es significado de dictadura, además de retroceder en el tiempo solo que cambiando de sexo. En este punto vuelvo a citar este ejemplo, muy equidistante de la tan ansiada igualdad de derechos y obligaciones, ¿qué sucede con la custodia compartida?, en Argentina ¡no existe!, desde el vamos es un sistema generador de violencia y arbitrario (ahora imaginemos o supongamos ¿cómo se pondría uno de nuestros hijos varones si por avales legales y/o caprichos de la ex no ve por mucho tiempo a su hijo/a, y/o nieto/a para los abuelos?).
Definitivamente necesitamos realizar mucha mea culpa y sentarnos a exponer los problemas sociales comenzando desde la niñez, liberando tensiones, que todo fluya y aprender a ser más resolutivos. Con todo lo que he expresado no significa que esté en contra de los fundamentos de esta convocatoria, lo que si estoy convencido es que si queremos hacer un mundo mejor, o más saludable, debemos (mujeres y hombres) trabajar en equipo, donde no existan jefas o jefes  sino líderes viciados de sabiduría. Para terminar les recuerdo que suelen decir: "la vida es simple, solo la complicamos los humanos".

 

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