Propios y Alleos, arte contemporáneo de la mano de Eduardo Hermida y Luis Rapela

Desde el Centro Cultural Torrente Ballester de Ferrol, Propios y Alleos es una de las muestras de arte contemporáneo más interesantes que se exhiben este verano en España.
Desde el Centro Cultural Torrente Ballester de Ferrol, Propios y Alleos es una de las muestras de arte contemporáneo más interesantes que se exhiben este verano en España.
La muestra Propios y Alleos está constituida por dos exposiciones individuales, y a la vez conjuntas, de dos de los artistas plásticos gallegos vivos más reconocidos: Eduardo Hermida y Luis Rapela, y podrá contemplarse hasta el próximo 4 de octubre. Esta muestra, abierta en el Centro Cultural Torrente Ballester de Ferrol, es sin lugar a dudas una de las exposiciones de arte contemporáneo más interesantes que se exhiben este verano en España.
Ambos artistas comparten lugar de nacimiento, Ferrol, y ocupan en la exposición espacios distintos dentro del Centro Cultural Torrente Ballester. Un tandem de artistas divergentes pero unidos por el concepto: Propios y Alleos, un proyecto común de invitación y relación. Los dos artistas, que exhiben desarrollos lingúisticos rebosantes de modernidad, ya habían coincidido en 2011 en la exposición Cara a Cara.
El multifacético Eduardo Hermida, muy conocido mediáticamente por ser creador del originalísimo y dinámico happening Las Meninas de Canido, -evento que marcará identitariamente a la ciudad, como ahora lo hace con uno de sus barrios-, y que ha sido recibido recientemente en la UNESCO para su tramitación como itinerario cultural europeo, invitó al artista alleo, Luis Rapela, también ferrolano pero con una amplia e interesante trayectoria desarrollada en otras tierras..- muy exitosa en el ámbito de la música- porque "siempre me había sentido muy atraído por la obra de Luis".
El vertebrado estilo de Hermida
Las obras de Hermida se ubican en la planta baja del Torrente y no corresponden a un momento concreto, sino que son un compendio de parte de su producción de sus últimos cinco años: Retratos, composiciones figurativas, y collages muy inmersos en la estética pop e incluso con ciertos guiños al surrealismo y al mejor naif.
Reflejo claro de un estilo personal ya vertebrado que aparece caracterizado por un gran dominio del dibujo, una elevada creatividad e inspiración, un dinámico colorido que juega con los contrastes sin transiciones,-aunque cada vez más graduados y texturados-. una cautivadora sugestión, y un rutilante carácter decorativo articulado en un cosmos que rebosa frescura y espontaneidad y que muchas veces aparece cargado de ironía... Una amalgama de estética kistch, y clasicismo poblado de un rico - y ya claramente hermidiano- imaginario de objetos domésticos y personajes de barrio, icónicos círculos y una presencia intensamente sensual de la mujer . La estética norteamericana y sus totems es recurrente. Los pinceles y distintos avíos del pintor, que protagonizan algunas de sus composiciones junto a figurillas en las que aparece transmutado el propio Hermida, son un testimonio de su realidad cotidiana, pero también de reivindicación de la intelectualidad y el carácter artesano del oficio de pintor.
Hermida presenta también en el Torrente algunos apartados novedosos y una selección de fotografías, aunque el artista lamentó no haber podido incluir también alguna creación audiovisual. Sobresalen sus retratos, quizá la parcela más enérgica de su creación, como el glamouroso de Rebeca Diaz. Especial mención merece el retrato "la mujer del carrito" en el que excepcionalmente prescinde del dibujo preciso en aras de la expresión y el contexto del representado, en este caso una conocida mujer de su barrio. El guiño barroco a su legado ciudadano de.las Meninas está presente en el retrato de Baltasar Carlos con etiqueta de Zara Home.
El informalismo de Rapela
La muestra correspondiente a Luis Rapela “resume a miña estética e o meu estilo” . Ubicado en la planta superior del Centro Cultural Torrente,exhibe parte de su producción de las dos últimas décadas. Está imbuída de un gran significado emocional, ya que apela a los valores y la memoria de su infancia para articular su exposición, ya que nació en la calle en la que se erige el majestuoso edificio neoclásico que alberga el Museo. El artista ha manifestado que pese a ser un “alleo" su obra está impregnada de Ferrol, de los grises y de su óxido, porque "a pesar de estar lonxe, Ferrol sempre ven conmigo". Con un lenguaje vanguardista y hermético emparentado claramente con el informalismo abstracto y el arte póvera, sorprende y enmudece al espectador con creaciones casi monocromas muy potentes, con juegos de texturas que rayan la genialidad y cuya calidad técnica e impacto plástico parecen reconciliar a los más académicos con la potencia del arte contemporáneo, pero el de verdad, el que articula técnica, oficio y creación.
Salir del colorismo y energía vital de la parcela de Hermida y sufrir la inmersión informalista de Rapela es una riquísima experiencia artística. Dos visiones del lenguaje de vanguardias finiseculares que satisfarán con creces las búsquedas estéticas de aficionados al arte que últimamente salen bastante desencantados de muestras que parecen similares, pero en las que el concepto todo lo puede y paradójicamente se queda en una superficie vacua y sin atractivo.
Cocinanegra: desasosiego y fascinación.
Y como colofón: una sorpresa que aumenta, si cabe, el gran valor de la exposición: el apartado Cocinanegra, un trabajo de Rapela al alimón con su mujer, la slovena Špela Trobec en el que objetos variopintos entre lo siniestro, lo absurdo y lo cotidiano aparecen encerrados en pequeñas cajas y contadores de la luz.
De lo que podría ser una anécdota en la línea del Equipo Crónica, la nada aleatoria selección de los objetos -que abarca desde animales muertos a objetos orgánicos y elementos domésticos- y su atinada combinación en estos pequeños espacios, casi claustrofóbicos, que consiguen traspasar la esfera de lo artístico para invadir ámbitos emocionales del espectador. Vida-muerte Superficialidad- Trascendencia lo Efímero y lo Inmutable. Cocinanegra despierta a la vez desasosiego y fascinacion, provocando que el que la contempla se convierta en ente activo del lenguaje artístico con una fuerza muy poco vista en el arte contemporáneo y que ahondando podría ser una “presentización” -como se dice ahora- del mundo desgarrado de las postrimerías de Valdés Leal o lo siniestro de la portuguesa Paula Rego.