La objetualización sexual de la mujer continúa muy presente en la sociedad

Activistas de Femen durante una de sus protestas.
Activistas de Femen durante una de sus protestas.

Femen ha encontrado su antítesis en un grupo de mujeres francés que se hace llamar “Les Antigones” o “Las Antígonas”, que habrían surgido como insurrección manifiesta a Femen.

La objetualización sexual de la mujer continúa muy presente en la sociedad

El movimiento ucraniano Femen, al que ya se empieza a tildar de ultrafeminista, aunque parece que va adquiriendo cada vez  mayor presencia mediática, lo cierto es que lo hace entre luces y sombras.

La ideología  de este movimiento feminista, como ya describía en un artículo anterior, se asentaría en tres pilares o tres objetivos de lucha: la explotación sexual, las religiones y las dictaduras, a los que se considera cimientos de base de la sociedad patriarcal.

Femen habría decidido distanciarse abiertamente del feminismo académico- como han reconocido explícitamente sus líderes en diversas entrevistas- en el sentido de que se autodefinen como un movimiento de activistas (soldados o amazonas, como se han autodenominado en alguna ocasión) que gritan en la calle. Asimismo, pretenden desmarcarse del estereotipo que ellas mismas tienen del feminismo clásico.

El feminismo, por su parte y desde diversos sectores,  pone en tela de juicio cuestiones como la conveniencia o no de que se use el cuerpo femenino como arma política- con la consiguiente cosificación o instrumentalización del mismo- así como cuestiones de argumentario o de falta de definición teórica. Yendo más allá, tras la incursión en Túnez con el caso Amina, Femen ha recibido duras críticas, ya no desde sectores reaccionarios del islam, sino desde el propio feminismo islámico, que las acusa de mostrar un  total desconocimiento de la problemática de las mujeres en este contexto cultural.

En definitiva, a Femen se le atribuye cierto vacío ideológico desde varios ámbitos, incluyendo la opinión pública que o bien no las entiende, o bien duda de que se trate de algo genuino o bien porque se queda simplemente con lo anecdótico de la información que reciben. Sin embargo, conviene no pasar por alto otra cuestión importante: Femen provoca dialéctica ideológica, a pesar de que no podamos precisar todavía a qué nivel de profundidad.  Una prueba de ello es que Femen ha encontrado su antítesis en un grupo de mujeres francés que se hace llamar “Les Antigones” o “Las Antígonas”, que habrían surgido como insurrección manifiesta a Femen, tal y como admiten en su manifiesto fundacional.

Las Antígonas, por su parte, están siendo muy laureadas en medios conservadores y/o católicos, tanto nacionales como internacionales, donde se las define no ya por su esencia, es decir, por quiénes son o por lo que proponen, sino que básicamente se las confronta con Femen, como si no tuviesen otra razón de ser o fundamento que el de “plantar cara al utrafeminismo ”.

El siguiente titular de un artículo firmado por J.M. Ballester sobre las Antígonas, valdría para ilustrar el hecho al que me estoy refiriendo: “Ni feministas, ni histéricas”. Desde aquí, animo al lector/a a extraer sus propias conclusiones al respecto.

Sin embargo, lo que me parece realmente importante, no es solamente esta idea que acabo de exponer, sino algo más sutil con lo que me he topado casi por casualidad: si el lector/a  realiza un rastreo informal por la red de las opiniones que suscita la contraposición Femen versus Las Antígonas -sobre todo atendiendo a opiniones expresadas por hombres- lo más probable es que se encuentre con un panorama que resulta bastante desolador.

 Así, a título personal,  me ha causado cierta tristeza comprobar como muchos hombres, obviando totalmente la ideología que pudieran tener cada uno de estos dos grupos de mujeres, dedicaban sus esfuerzos a escrutar cuáles les resultaban sexualmente más atractivas (las “sextremistas” o las mujeres “tradicionales” y “bien tapaditas”). Supongo que no es necesario matizar que ellos no lo expresan precisamente en estos términos.

Con todo ello, donde quiero llegar es al punto de que una cosa sí parece ser cierta: la objetualización sexual de la mujer continúa estando muy presente en la sociedad. Así, independientemente de la mayor o menor credibilidad que uno otorgue a estos feminismos de nuevo cuño – si se me permite la expresión- es a través de la diversidad de reacciones que van generando en la opinión pública, donde podrían estar aflorando formas más o menos sutiles de machismo (micromachismos) en sociedades como la nuestra que se presumen- o se quieren presentar- como teóricamente igualitarias.

Comentarios