Sobre la ética y la moral como desarrollo del individuo en la sociedad

Disertación on-line de Maria Gonzalez
Disertación on-line de Maria González.

Dice Jean Paul Sartré que "tenemos ante nosotros todas las posibilidades para sentir y para pensar empezando cada vez de nuevo", pero "protegiendo la dignidad e integridad", según Kant.

Sobre la ética y la moral como desarrollo del individuo en la sociedad

Cada vez que tenemos que elegir un sentir o un pensar, inevitablemente se nos quedan fuera de la exploración miles de posibilidades. Si nos centramos en lo social, un individuo que aspire a edificarse plenamente verá que para podernos construir en lo social hace falta reconocer la carencia y la ignorancia que tenemos, iniciar una búsqueda e informarnos por los hechos históricos sobre los resultados de los diferentes experimentos de organización social. Si lo hacemos sin filias ni fobias  veremos que cada uno de los sistemas empleados a lo largo de siglos de presencia humana nos conducen a una etapa de reflexión, porque cada sistema ideado para crear una sociedad que tiene como objetivo político conseguir el bienestar común, se ha enfrentado inevitablemente a dilemas morales difíciles de resolver.

Nos debemos a nosotros mismos, y como dice la filosofía de Kant "debemos proteger nuestra dignidad e integridad" pero es necesario tener presente qué conciencia del mal nos afecta a muchos, para crear en nuestra conciencia una ética basada en el desarrollo de la sensibilidad moral que tenga en cuenta que los conceptos indispensables a considerar por todos los individuos de una sociedad son la colaboración y la compasión, todo lo que nos ayuda a emprender una empresa social para ser individuos que contribuyen a la formación de una sociedad con moral alta, y no desmoralizada.

El hecho es que hemos ido creándonos en el desarrollo de nuestra sensibilidad moral por nuestra propia cuenta. Probablemente nunca escuchábamos en nuestra infancia o juventud frases como la citada de Kant, donde nos hablasen de dignidad, y lo único escuchado fuesen reproches cuando se perdía esa dignidad por un comportamiento inadecuado a ojos ajenos. Todas la figuras de autoridad, comenzando por el Dios que te vigila para ver cuando no cumples sus leyes, nos llevaban a controlarnos para no hacer nada mal ni para Dios ni para los padres que honrarías en cualquier circunstancia, y así, con estos mimbres hicimos estos cestos, y aunque ahora esto puede haber cambiado en muchos jóvenes actuales, queda el poso de haber sido educados por padres que si fueron sometidos a esas figuras de autoridad. Crecimos por nuestra por nuestra cuenta con toda la ignorancia y con toda la falta de información sobre lo que nos construiría como individuos.

Max Weber nos dice que es difícil hacer pedagogía frente a una decisión cuando la vida humana está en juego, aunque la ética kantiana nos aclara que hay acciones que son malas o buenas en si mismas, pero no siempre de malas acciones siguen malas consecuencias, como no siempre de buenas acciones siguen buenas consecuencias, algo que saben bien los políticos. Una vez más el citado Kant nos ilumina diciendo que todos tenemos que actuar desde la ética de la convicción y desde la ética de la responsabilidad, viendo las consecuencias que puede tener cualquier decisión que tomemos, bien para nosotros, o para los demás en el caso de los políticos. El político y todos nosotros hemos de responsabilizarnos de nuestras decisiones. El pueblo tiene que desarrollar la ética de que la organización política tiene como único fin defender el bien común, y el político llevar a cabo este mandato del pueblo.

Todas las circunstancias humanas requieren una sensibilidad ética y moral, por eso al conjunto de los humanos nos construye lo social, que requiere estar comprometido con cada meta y con cada actividad que realizamos. Para poder construir una conciencia moral hay que saber elegir, lo que exige ser libres al menos mentalmente, porque estamos en la cárcel que se construyó con ideas y experiencias de otros. La salida hacia la libertad es el reconocimiento de que tenemos adicciones, que preferimos determinadas emociones y que rechazamos otras. Preferir y rechazar, conociendo de esta manera que tenemos la capacidad de regularnos y que la empleamos.

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