Un día cualquiera vuelves a casa y todo tu mundo ha desaparecido...
La pérdida de la memoria puede ser una elección. Una forma de olvidar, de no sufrir, de no pensar... evoca esta autora, en un nuevo relato para MUNDIARIO.
La pérdida de la memoria puede ser una elección. Una forma de olvidar, de no sufrir, de no pensar... evoca esta autora, en un nuevo relato para MUNDIARIO.
Hace mucho tiempo conocí a un hombre con los ojos muy azules. Su pelo era rubio y sus manos estaban desgastadas por el agua del mar. En ocasiones hablábamos y reíamos juntos…, pequeños momentos que a mí me parecían perfectos. Alguien en quien confiar. Una mañana de invierno salió de su casa temprano y no encontró el camino para poder regresar.
Había perdido la memoria. Ya no volvimos a hablar. Vive en su pequeño mundo imaginario ajeno a nuestras vidas. Ajeno a la realidad.
Alguna vez lo veo caminando a lo lejos…, su mirada rehúye la mía…, la misma forma de caminar.