Cubytt y su Hysterical Literature: Mujeres leyendo hasta el orgasmo

Hysterical Literature
Un momento de la experiencia Hysterical Literature.

El valor de la transgresión artística, independientemente de la opinión que uno se forje al respecto, es incalculable, por dos razones obvias que la autora explica con profundidad y gracia.

Cubytt y su Hysterical Literature: Mujeres leyendo hasta el orgasmo

El valor de la transgresión artística, independientemente de la opinión que uno se forje al respecto, es incalculable, por dos razones obvias: la transgresión en sí misma es arte y tiene el potencial para generar opinión, tanto la instintiva, pronta e irreflexiva, como otra posterior y más elaborada. El posicionamiento ideológico a favor o en contra, tanto en esta como en otras cuestiones, tiene otro valor añadido, que es el de generar dialéctica.

 

 

Cuando el editor de MUNDIARIO, José Luis Gómez, me propuso este tema como objeto de debate, enseguida me dejé llevar por una primera impresión, y respondí que yo me consideraba poco partidaria del reduccionismo sexual y la exacerbación de la sexualidad femenina. No obstante, a medida que fui profundizando en el tema de la denominada "Hysterical Literature" mis opiniones fueron adoptando una nueva perspectiva y no dudé ni un solo instante en contar con la inestimable opinión de la compañera María Dolores Hinojosa, que es licenciada en Filosofía y miembro de la IAPh ("International Association of Women Philosophers"). Ambas compartimos intereses en cuestiones de corte feminista.

 

En aras a no abrumar al lector con tamaña introducción, vayamos por partes. En primer lugar y de manera sucinta, el proyecto "Hysterical Literature", tal como señala un artículo publicado en Dfacto, es una de las iniciativas del fotógrafo y videoartista estadounidense Clayton Cubitt. Dicho proyecto, además, tendría como objetivos explícitos: la exploración del feminismo, de la dualidad cuerpo-mente y del contraste entre cultura y sexualidad. Un total de ocho mujeres muy diferentes entre sí forman parte del mismo y son grabadas leyendo clásicos de la literatura a la vez que, de manera simultánea y por debajo de la mesa, se les estimula sexualmente con un vibrador con control de velocidad. En el siguiente enlace puede verse a las participantes, junto a la obra literaria correspondiente en cada caso Clayton Cubitt.

 

El título del proyecto es llamativo per se, y en español se traduciría como "Literatura Histérica". Etimológicamente el término histeria proviene del francés hystérie, que a su vez lo hace del griego ὑστέρα, (matriz, útero o víscera de la pelvis). Sin embargo si atendemos explícitamente a las acepciones que señala la RAE, encontramos, por un lado, el significado médico, que define la histeria como una enfermedad nerviosa, crónica, más frecuente en la mujer que en el hombre, caracterizada por gran variedad de síntomas, principalmente funcionales, y a veces por ataques convulsivos; o bien, como un estado pasajero de excitación nerviosa producido a consecuencia de una situación anómala; o, finalmente, como comportamiento irracional de un grupo o multitud producto de una excitación. Podría uno pensar, entonces, que las connotaciones que tiene la palabra podrían interpretarse de manera negativa, en clave femenina o vinculada a la irracionalidad. Esta es la primera cuestión impactante a la que nos enfrentamos.

 

La filósofa Maria Dolores Hinojosa de la Universidad de Valencia señalaba al respecto: "he de reconocer que en primer lugar me quedé perpleja por el título del proyecto. Me vinieron a la mente toda una serie de estereotipos teóricos machistas que en los incios del psicoanálisis encorsetaron la neurosis como una enfermedad eminentemente femenina. Dejando a un lado esta preconcepción, la asociación con el concepto clásico se perfila profunda y en cierto modo, acertada. Fue precisamente en el marco de inicio del psicologismo sexual donde se llevaron a cabo una serie de experimentos prácticos que teniendo como objeto la cura de la “histeria” consistían en la estimulación del clítoris como modo de cura mediante el orgasmo".

 

Una segunda cuestión a la que nos enfrentamos, haría referencia a la fusión, cuasi sinestésica- si se me permite la licencia- de dos sensaciones hedónicas: el placer derivado de la lectura, fusionado con el placer sexual femenino. Es decir: mujeres leyendo hasta el orgasmo.

 

El valor de la transgresión artística, independientemente de la opinión que uno se forje al respecto, es incalculable, por dos razones obvias: la transgresión en sí misma es arte y tiene el potencial para generar opinión, tanto la instintiva, pronta e irreflexiva, como otra posterior y más elaborada. El posicionamiento ideológico a favor o en contra, tanto en esta como en otras cuestiones, tiene otro valor añadido, que es el de generar dialéctica. 

 

¿Qué aporta al feminismo- si es que lo hace y logra materializar las pretensiones iniciales de Cubytt- esta forma tan sui generis de hacer arte?

 

En este punto, es importante hacer referencia a la masturbación  femenina como objeto de interés en el ámbito del feminismo. Muchas obras durante lo que se conoce como la segunda oleada feminista trataron de liberar la sexualidad femenina del tabú y, concretamente, de "descupalbilizar" o redimir la culpa del placer derivado de la autosatisfacción, con o sin instrumentos como vibradores, dildos, etc. En este sentido, en un artículo titulado Las feministas y el sexo, su autora ilustra muy acertadamente la idea que yo misma deseo transmitir: las feministas "como somos mujeres libres, escogemos a hombres y mujeres libres que dan la talla mejor que los que aún piensan que somo sus juguetes...Y si no hay hombre o mujer, podemos tener maravillosos orgasmos nosotras solas, porque no le vemos ni un pero a la masturbación". 

 

¿Entonces, debemos escandalizarnos por eso?

 

Pienso que no y, parece que coincido en ese punto con Maria Dolores Hinojosa, que concluía al respecto: "el proyecto Hysterical Literature en sí, desde el punto de vista artístico, me parece innovador y en una línea transgresora que se perfila como necesaria en la industria de los nuevos medios. Por otra parte, respecto a la visión feminista del tema, en líneas generales creo que está encorsetado, ya sólo por la vía que indica el propio título... Imposible aquí no hacer referencia a una obra capital sobre este tema y es la “Historia de la sexualidad” de Michel Foucault. Tal como afirmaba dicho autor, vivimos en una época en la que la sexualidad se transforma en discurso permanente. No ya sólo desde la perspectiva de género, sino en un sentido general".

 

Por último y, como Dra. en Psicología que soy, no puedo evitar dejarme invadir por la deformación y plantearle a Cubytt una cuestión, que es la del posible condicionamiento posterior que pudiera producirse en las mujeres participantes en su proyecto odicho de otro modo, sobre la existencia o no de una especie de condicionamiento pavloviano entre el fragmento de la obra que les ha tocado leer y la respuesta incondicionada o fisiológica del orgasmo.

 

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