Arturo Franco Taboada: "La globalización es peligrosamente reduccionista"

El arquitecto Arturo Franco Taboada.
El arquitecto Arturo Franco Taboada.
"La arquitectura que se hace en Galicia está demostrando ser una de las más interesantes de un país que está a la vanguardia de Europa en este terreno", dice en la entrevista concedida a MUNDIARIO.
Arturo Franco Taboada: "La globalización es peligrosamente reduccionista"


Arturo Franco Taboada es un profesional que no solo ha triunfado en la arquitectura, sino también en la literatura, su otra gran pasión. También es un maestro. "Trato de explicar a mis alumnos como a través del dibujo se puede interpretar toda la poética de la arquitectura", dice este profesor, en cuya opinión "la globalización es peligrosamente reduccionista". MUNDIARIO le ha entrevistado y este es el resultado.

- ¿Cómo va a afectar la crisis en el futuro al ejercicio profesional en España?

- No es cosa del futuro, desgraciadamente los estudios de arquitectura han acusado esta crisis de una manera sorpresiva y brutal. La crisis está obligando a cerrar a la mayoría de las oficinas tradicionales del arquitecto, generalmente con pequeños estudios artesanos de tres o cuatro personas. Posiblemente en un futuro, esperemos a corto plazo, aparezcan nuevas oficinas con más técnicos asociados y organizaciones más profesionalizadas.

- ¿Cree usted que sobran arquitectos en España?

- Esa pregunta se le debe dirigir a los mercados. Hay un gran patrimonio en España que se puede rehabilitar, pero para eso hace falta crédito. Con crédito habría trabajo para arquitectos, constructores, suministradores y otros técnicos, y se evitaría entrar en competencias profesionales.

- ¿Están bien delimitadas las atribuciones  profesionales en el mundo de la construcción en España?

- Coincido con ese ministro holandés que dijo que “si se le inyectara dinero al posible desahuciado, al menos durante un tiempo, podría resistir igual que hacen los bancos”. Es un escándalo inyectar dinero a un banco que echa a la gente a la calle con ayuda del sistema, para volver a renegociar luego las propiedades.  Es al banquero que prestó el dinero a quien habría que penalizar. La mayor parte de los desahuciados no tienen la culpa de haber perdido su trabajo.

- ¿Cree que la banca es honrada?

- Le remitiré una cita del arquitecto presidente de Estados Unidos, Jefferson, en 1802: “Pienso que las entidades bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que todos los ejércitos listos para el combate. Si el pueblo estadounidense permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos privados, y todas las entidades que florecerán en torno a ellos, privarán a los ciudadanos de lo que les pertenece, primero con la inflación y más tarde con la recesión, hasta que sus hijos se despierten, sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron”.

- ¿De qué obra está usted más satisfecho?

- Nunca se está satisfecho al 100% porque el arquitecto, aunque debería de ser el capitán absoluto de su barco, no es así. Hay varios jefes a la vez, influye el presupuesto, la empresa constructora, etcétera. Me remito a un aforismo de mi admirado profesor Francisco Cabrero: “Para que haya una buena obra de arquitectura hace falta: un buen proyecto, un buen constructor y un buen promotor”.

- ¿Cuál es para usted el sentido de la arquitectura? ¿Ha modificado su sentido a lo largo de su carrera?

- La posibilidad de participar en la creación del escenario para la vida, con su responsabilidad pero también con su sentimiento. Con el paso del tiempo maduras y el mundo se hace más real, más inteligible y tu trabajo arquitectónico más humano y más lógico. Te adaptas al terreno que pisas porque ya lo conoces mejor y si eres honesto, aparcas las revistas, te dejas de fantasías y de artículos de importación y buscas respuestas en tu interior.

- Como profesor, ¿qué programa desarrolla? ¿Dista su papel creador de su actividad docente?

- Trato de explicar a mis alumnos como a través del dibujo se puede interpretar toda la poética de la arquitectura. Entiendo que disociar ambas cuestiones no es posible. Uno es en cierto modo el conjunto y la medida de todas las cosas, en sus circunstancias.

- De cara al nuevo milenio, ¿cuál será la evolución de la arquitectura gallega en relación con la arquitectura universal? ¿Qué presencia tiene en España y en el extranjero? ¿Se estudian fuera modelos arquitectónicos gallegos?

- Creo que la arquitectura que se hace actualmente en Galicia está demostrando ser una de las más interesantes de un país que, por otra parte, está a la vanguardia de Europa en este terreno. Como profesor de la Escuela de Arquitectura de Galicia me honro en presumir de la preparación de algunos arquitectos que están saliendo de esta Escuela, con los que francamente ya es muy difícil competir. Espero que todo esto evolucione progresivamente como país flexible y abierto que somos.

- ¿Existe un foro de debate entre los arquitectos de cara al siglo XXI?

- El último foro de debate hacia el próximo milenio sobre el devenir de nuestro colectivo se celebró en Barcelona en el año 1996. En aquel encuentro multitudinario de arquitectos y estudiantes recuerdo como el premio Pritzker de arquitectura Erskind y el indio Charles Correa, dos expertos conocedores de los submundos urbanos, predicaban mano a mano para un público un tanto humillado, que los arquitectos deben dejar de adorar al becerro de oro y volver la mirada hacia el tercer mundo.

- ¿La globalización cómo le afecta en su trabajo?

- Sin duda la globalización es peligrosamente reduccionista, con mayor razón ahora es necesario más que nunca no perder de vista las señas de identidad propias, mirar con curiosidad hacia el exterior está bien para aprender, sin aspavientos, a reconstruir desde el interior de nosotros mismos el escenario personal de nuestras vidas.

- ¿Cree en los concursos de arquitectura?

- Cualquier arquitecto que no sea un ingenuo antes de coger el lápiz debe mirar quién compone el jurado y quién lo convoca. A modo de ejemplo: el concurso restringido para una fundación en A Coruña,  en el que varios estudios fueron contratados de teloneros para que al final decidiera el ganador el presidente del banco.

- A su hijo Arturo Franco Díaz, con estudio de arquitectura en la capital de España y que, por lo tanto, sigue sus pasos, ¿qué consejo le daría? ¿Quizás salir de España?

- Todos mis respetos a mi hijo, al que admiro por su obra y su honradez arquitectónica. Me ha demostrado su entereza, construyéndose a sí mismo como arquitecto lejos de su padre. Tal vez deba yo pedirle consejo a él.

- Como finalista nada menos que del premio Planeta y habiendo publicado recientemente la novela "La flor antigua", por cierto, un estupendo libro. ¿Qué relación ve usted entre la arquitectura y la literatura?

- Al margen del mundo clásico, el teatro del Renacimiento, la literatura después del siglo XVII y XIX, y el cine en la actualidad han influido en el origen del urbanismo moderno y en el desarrollo de la arquitectura, sugiriendo utopías y denunciando miserias, hacinamientos y enfermedades, sobre todo en las grandes ciudades.

- ¿Tiene proyectos en ejecución?

- Como ahora tengo más tiempo estoy intentando cerrar mi última novela, que discurre en Berlín. También trabajo en un libro – ensayo sobre la Historia de la ciudad. Y en arquitectura, en este momento trabajamos en un proyecto que a pesar de antiguo -5 años- aún no se ha finalizado: el Centro de Control de Túneles de O Folgoso, en A Cañiza (Pontevedra).

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