¿En este siglo de avances y grandes logros, alguna vez un niño te preguntó si lo querías?

La madurez del hombre es haber recobrado la serenidad con la que jugábamos cuando éramos niños.
La madurez del hombre es haber recobrado la serenidad con la que jugábamos cuando éramos niños.

Es evidente que vivimos en un mundo en el que lo único que importa es lo que se ve; por ello el arte y las acciones hacen visible las capacidades, comenta este autor.

¿En este siglo de avances y grandes logros, alguna vez un niño te preguntó si lo querías?

Es evidente que vivimos en un mundo en el que lo único que importa es lo que se ve; por ello el arte y las acciones hacen visible las capacidades, comenta este autor.

Cada vez es más evidente que vivimos en un mundo en el que lo único que importa es lo que se ve, perdiéndose lo esencial o lo humano; por ello el arte y las acciones hacen visibles las capacidades, más allá de cualquier discapacidad. En este punto resulta muy elemental enfatizar en que todos tenemos discapacidades, pues algunos hasta de comprender o hacer uso del sentido común; tan así es la cuestión que, por ejemplo, para el sistema judicial argentino la violencia femenina es un tema hasta políticamente incorrecto, hasta parece ser algo alejado de la realidad o quizás de otro planeta. Sin embargo, la mujer es un ser humano como lo es el varón, con las mismas virtudes y defectos, entre ellos la de ser también impetuosa, irreflexiva o precipitada.

Según algunas feministas extremas el varón es un ser naturalmente violento, y por ende debe ser castigado inmediatamente, obviando incluso la presunción de inocencia. Ante esta locura, viciada de falta de sentido común, pienso ¡pobre de nuestros hijos varones! ¿Qué futuro les espera? en un sistema  donde el poder absoluto lo tiene un solo género, que por cierto es significado de dictadura, además de retroceder en el tiempo solo que cambiando de sexo.

En este punto vuelvo a citar este ejemplo, muy equidistante de la tan ansiada igualdad de derechos y obligaciones, ¿qué sucede con la custodia compartida?, en Argentina ¡no existe!, desde el vamos es un sistema generador de violencia y arbitrario (ahora imaginemos o supongamos ¿cómo se pondría uno de nuestros hijos varones si por avales legales y/o caprichos de la ex no ve por mucho tiempo a su hijo/a, y/o nieto/a para los abuelos?, o simplemente ¿qué sucede en la mente de esos pequeños que son alineados con discursos llenos de rencor? y lo que es peor aún con un alto índice de incapacidad y discapacidad).

Para graficar esta foto, o situación, lo haré  con un hecho individual, porque detrás de cada ser hay una serie de acontecimientos que marcarán su camino en la sociedad.

Esta breve historia corresponde a un niño, al que llamaré F. E., un pequeño como tantos otros, quien en más de una ocasión ha sorprendido con sus ocurrencias, de las que destaco su increíble sensibilidad. A pesar de su corta edad, 9 años, es un fanático del fútbol, y tan al extremo que visiona con jugar en el equipo del que es fans: ¡papá!, ¿cómo puedo hacer para jugar en River Plate?, ¿qué harías si algún día llego hacer un gol allí? ha dicho; así como también imagina que después de terminar su vida deportiva será peluquero… Más allá de estas anécdotas ocasionales hubo un día en el que preguntó: “papá ¿tú me quieres?”. Esta fue una pregunta que produjo un enorme desconcierto, mezclado con algo de estupor, a tal extremo que la reitera; y ¡sí! con una profunda tristeza en su rostro angelical estaba preguntando si su padre lo quería. Con cierto temor, sin ahondar demasiado, se le consulta y tu ¿qué piensas?, ¡yo que sé! respondió…bueno, ¡yo te digo con total seguridad que no!, ¡no te quiero!, solo puedo afirmar, y remarcar con color, que ¡¡te amo!!, un amor que compartes con tu hermana que a pesar de ser compartido es muchísimo más que querer, y sabes ¿por qué?, porque amar es muchísimo más, lo es todo… a lo que casi instantáneamente destiló la mirada más bella jamás vista, sus ojitos llenos de alegría y tan iluminados, tan llenos de ilusión… que se podría confirmar que detectaban como el corazón latía… inmediatamente pensé “quizás sean ocurrencias de niños” o quizás no, tal vez infundadas por un adulto lleno de inmadurez… “A pesar del tiempo transcurrido, esas palabras, la situación en sí, jamás las olvido, y aunque en muchísimas ocasiones las recuerdo hacen casi al unísono que les dé, a ambos, fuertes abrazos, besos y palabras que les hagan saber que son la prioridad”.

"La madurez del hombre es haber recobrado la serenidad con la que jugábamos cuando éramos niños". Frederich Nietzsche

 

Fuera de esto, es perceptible que debemos aceptar la diversidad, está demás aclarar que el prejuicio es propio de la ignorancia. Cuando el prejuicio se anteponga a la razón, o al sentido común, cualquier camino resultará inexacto. En esa dirección no solo seremos parte de una sociedad intolerante sino que mostraremos, en su máximo esplendor, la escasez de recursos y/o la falta de educación.

Definitivamente necesitamos realizar mucha mea culpa y sentarnos a exponer los problemas sociales comenzando desde la niñez, liberando tensiones, que todo fluya y aprender a ser más resolutivos. Estoy convencido, que si queremos hacer un mundo mejor, o más saludable, debemos (mujeres y hombres) trabajar en equipo, donde no existan jefas o jefes sino líderes viciados de sabiduría.

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