El adiós a Benedicto XVI marca el fin de una era marcada por la pederastia y la reforma de la Iglesia

Francisco despide a Benedicto XVI. / RR SS.
Francisco despide a Benedicto XVI. / RR SS.
Francisco es el encargo de oficiar la despedida del llamado Papa emérito, Joseph Ratzinger, el primero que renunciaba al cargo en siete siglos y causó una convivencia poco común en el seno de la Iglesia Católica. 
El adiós a Benedicto XVI marca el fin de una era marcada por la pederastia y la reforma de la Iglesia

La basílica de San Pedro ha sido el lugar donde el Papa Francisco ha oficiado el adiós a su predecesor, Joseph Ratzinger, el papa emérito Benedicto XVI. Fallecido el pasado 31 de diciembre, el emérito fue presentado ante los fieles para una última despedida antes de que su cuerpo pasara a un sencillo ataúd de ciprés con un Evangelio, donde sus restos descansarán. 

En su funeral esperaban más de 50.000 fieles que aguardaban para rezar el Rosario y poder despedir al papa. El acto en sí, ha sido insólito debido a que fue presidido por el Papa reinante, algo que no debía suceder pues la elección del pontífice debe ocurrir tras los actos fúnebres del papa difunto.

Sin embargo, esto se ha dado gracias a que Benedicto XVI se convirtió en el primer papa en siete siglos en renunciar a su cargo y dar paso a la elección anticipada de un nuevo dirigente de la Iglesia Católica. Así fue como en 2013, Francisco se convirtió en el Papa reinante y comenzó con una serie de reformas necesarias. Esto causó que en el oficio, hubiesen dos Papas convivendo en un mismo espacio de tiempo, aunque hay que dar el mérito a Ratzinger por jamás haberse inmiscuido en los asuntos oficiales de la Iglesia y las decisiones que tomaba su sucesor. 

Ratzinger dejó el cargo alegando problemas de salud y una avanzada edad, pero también es cierto que lo hizo en un momento en que los casos de pederastia crecían y afectaban la imagen de la Iglesia. Apenas sirvió por siete años, 10 meses y nueve días.

Cuando el reloj marcaban las 9.30 en la plaza de San Pedro, aparecía el Papa Francisco en silla de ruedas, empujada por un ayudante. Sus problemas de movilidad los arrastra desde hace dos años y se deben a problemas específicos con la rodilla. Por dicha razón, contó con la ayuda del cardenal decano del colegio, Giovanni Battista Re, quien se encargó de la conducción de todo el rito. 

La misa solemne fue diseñada a última hora por los maestros de ceremonia del Vaticano, y en esencia, es casi idéntica a la de los Papas reinantes. Un detalle que no se repetió fue el hecho de que no llevó el palio al cuello, el ornamento que indica que el pontífice era reinante en el momento de su deceso. Dentro del féretro iban los palios utilizados y las monedas del pontificado, que corresponden a siete de oro, según el número de años que reinó, 10 de plata por los meses y nueve de bronce por los días. 

Ya a las 10.48, los empleados del Vaticano tomaban el ataúd del fallecido papa y lo trasladaban al interior de la basílica, donde tendrá su descanso final. Para ese momento, decenas de creyentes gritaban “santo subito”, pidiendo la beatificación inmediata.

Lo hecho por Benedicto XVI podría marca un antecedente importante para futuros papas. Francisco no ha descartado retirarse y es que sus problemas de salud podrían hacerse cada vez más evidentes y problemáticos. La renuncia de Joseph Ratzinger quedará en la historia y es que como líder, muchos dirán que no hizo lo suficiente. En 2013 decidió dejar su cargo siendo acosado por casos de pederastia, corrupción y el robo de documentos personales. Los últimos 10 años vivió en relativa paz y apartado de gran parte de los hechos que acontecían a la Iglesia. Su retiro lo vivió en en el monasterio Mater Ecclesiae, en el interior del Vaticano, y de él se encargaron su secretario personal, monseñor Georg Ganswein, y cuatro mujeres de instituto Memores Domini.

Al no ser un funeral de Estado propiamente dicho, no se invitaron delegaciones más allá de Italia, por la relación histórica entre este país y el Vaticano, y Alemania, al ser el país de origen del papa fallecido. El resto acudió a título personal y así es cómo vimos entre los presentes al presidente de Portugal Marcelo Nuno Duarte; al rey de los belgas, Felipe; al ministro del interior francés, Gérald Darmanin; o presidente polaco, Andrzej Duda. Por parte de España, asistieron la reina Sofía, el ministro de la Presidencia española, Félix Bolaños, la embajadora de España ante la Santa Sede, Isabel Celaá, y el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella.

A las 11.40, el féretro fue enterrado en cripta papal de la basílica. Con esto finaliza el tiempo en que dos papas convivieron en el seno de la Iglesia Católica, y desde ahora le toca continuar a Francisco con el legado, uno manchado por tantos casos de pedarastia y corrupción. @mundiario

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