Una victoria electoral de Trump supondría el triunfo del odio, la barbarie y la estupidez

Donald Trump y Hillary Clinton.
Donald Trump y Hillary Clinton.

El problema –advierte John Carlin en el diario El País– no es Donald Trump; el problema son los que creen en él. El problema es que decenas de millones de estadounidenses piensen votar por un hombre que denigra a los mexicanos, a los musulmanes, a los judíos, a los negros...

Una victoria electoral de Trump supondría el triunfo del odio, la barbarie y la estupidez

El final de la campaña aflora la existencia de un EE UU pesimista. Sus peores demonios, como el racismo, han salido a la palestra durante los meses de una campaña electoral larga y tensa, casi desagradable.

Una victoria electoral de Donald Trump supondría el triunfo del odio, la barbarie y la estupidez, del mismo modo que ocurrió con la victoria electoral de Adolf Hitler en 1933, según la tesis del escritor y periodista británico John Carlin.

El problema –advierte John Carlin en el diario El País– no es Donald Trump; el problema son los que creen en él. El problema es que decenas de millones de estadounidenses piensen votar por un hombre que denigra a los mexicanos, a los musulmanes, a los judíos, a los negros, a los inmigrantes en general, a los minusválidos, a los intelectuales y a las mujeres, especialmente las mujeres modernas, postfeministas e independientes, cuya imagen más visible es su rival para la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton.

Como recuerda una crítica en el periódico The New York Times de la biografía más reciente de Adolf Hitler, escrita por el historiador alemán Volker Ullrich: “Lo que realmente da miedo en el libro de Ullrich no es que Hitler pudiera haber existido, sino que tanta gente parece haber estado esperando que apareciera”.

No existe lógica alguna para que decenas de millones de estadounidenses, el grueso de ellos aparentemente hombres blancos que se sienten marginados y resentidos, vean en Trump el hombre que les devolverá a la prosperidad

Para John Carlin, no existe lógica alguna para que decenas de millones de estadounidenses, el grueso de ellos aparentemente hombres blancos que se sienten marginados y resentidos, vean en Donald Trump el hombre que les devolverá a la prosperidad. La parte del cerebro que utiliza la razón no entra en juego.

Trump es un billonario que no ha pagado impuestos en 20 años y está favor de que se recorten los impuestos de los mega ricos aún más.

Por fortuna, los modelos de predicción electoral siguen coincidiendo en que la demócrata Hillary Clinton es la favorita para ser presidenta. Pero el republicano Donald Trump ha remontado en la última semana. Ahora mismo tiene alrededor del 22% de probabilidades de ganar. Casi una opción entre cuatro. Veremos.

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