Medios mediocres y educación pobre alimentan políticas de timorato recorrido

Prensa en la papelera. / Javier Álvarez Morán

Ni lo que sucede al periodismo, ni lo que acontece en Educación, alientan que, como país, España vaya a cumplir las exigencias de una modernidad democrática.

Medios mediocres y educación pobre alimentan políticas de timorato recorrido

Desde hace un tiempo, es indiferente la línea editorial de muchos periódicos: prácticamente titulan igual. Caben diversas teorías explicativas y seguramente no es la peor la que, inspirada en la metafísica escolástica del unum, verum et bonum convertuntur, entienden que la “buena” perspectiva de lo que sucede –política, económica y socialmente hablando- bien merece una difusión ortodoxa. Ahí están cabeceras diversas pero unidas, apostando por la ”buena prensa” que se decía antaño, cuando había apóstoles especializados en que el “cuarto poder” estuviera siempre acorde con el primero. Otros, más  atentos a los distintos movimientos de Dña. Sor-Aya en tiempos propiciados por carencias de numerario, sólo ven en ello formas de compensación pesebrista por favores recibidos. En fin, también cabe –sin ingenuidad preorwelliana- que, como propicia “la crisis”, sea definitivamente más barato este negocio con un Jefe único de opinión y que, con un único consejo editorial teledirigido –como suele suceder en nuestras teles-, sea suficiente.

La endeble prensa

Antecedentes tentadores hay. Largo tiempo tuvimos la Prensa del Movimiento o el NO-DO y aquellos teleclubs de Fraga, para crear pensamiento único y unificado.  Una clave de actualidad, tipo Gran hermano, la ha dado el martes, 14/09/2016, un Banco. Compró las portadas de los principales periódicos españoles: ABC, La Razón, El Mundo, El País, La Vanguardia, El Periódico y 20minutos. Pero lo mejor es que la lectura diaria de los medios, que Internet favorece, ya nos ha acostumbrado a que las diferencias de unas u otras portadas de prensa, particularmente en lo que  consideran noticia principal, sean prácticamente idénticas. Titulares, tipografías e incluso infografía y fotografía concomitantes, no sólo no difieren; son coincidentes y refuerzan la idea de que eso es lo importante. De modo que lo que dicen y cómo lo dicen es “la realidad” y no lo que realmente sucede. Si leídos varios medios, es indistinto leerlos a ellos o lo emitido por el servicio de comunicación de la Moncloa o cualquier portavocía de poder similar, es deducible que el servicio público que está cumpliendo mucha prensa se reduce a extender el punto de vista de los que mandan. Las únicas diferencias perceptibles relevantes, en torno a los asuntos que nos atañen, son las de los bustos de chicas que hayan elegido en unos u otros medios, decisión que, hasta hace poco, parecía una vulgaridad de Marca,  As e Interviú. Esta democratización que a todo ciudadano partidario de la igualdad de género cargará de razones para hablar de patriarcalismo machista y lanzarse a imprecaciones antivoyeuristas, propicia, como la miel a las moscas, que los posibles ojeadores se queden atrapados en la indistinta calidad de lo que lean. Evidentemente, el desarrollo creciente de esta fórmula -¿populista?-, propicia que toda excitación cognitiva ante lo que esté pasando sea más inerme, los silencios pasen desapercibidos y la memoria colectiva se deforme más suavemente hacia una desmemoria programada.

El Alzhéimer

Hemos de saludar, en cambio, con alegría el descubrimiento hecho por un equipo científico español para frenar la enfermedad de Alzhéimer que, sólo en España, sufren entorno a 1.128.000 personas, y que repercute en otros 3.5 millones,  pues en el 94% de los casos, son las familias las que cuidan de quienes padecen la creciente demencia de sus allegados. Doy fe de lo estresante que es este cuidado. Dura un promedio de 10 años y, a medida que tu madre, por ejemplo, ya ni sabe pronunciar tu nombre, te va creciendo la sensación de que a nadie le interesa lo que le pase a ella ni a ti mismo. Es para celebrar, pues, que haya sido probada con éxito en ratones transgénicos una molécula, la ASS234, que inhibe los procesos bioquímicos subyacentes a los desórdenes neurodegenerativos que provocan esta potente enfermedad.

La pérdida progresiva de las capacidades cognitivas del lenguaje, aprendizaje y memoria –acompañadas de otros trastornos muy fuertes en los primeras etapas- es lo más conocido del Alzhéimer. Será un alivio que todo ello pueda reducirse, y ha de agradecerse a la investigación científica que así pueda suceder más pronto que tarde. Sólo cabe lamentar, pues -sin tacha alguna de populismo-, que se hayan reducido en nuestro país los presupuestos en estas áreas. Por ello es más lamentable que muchos de nuestros mejores alumnos hayan de emigrar masivamente al extranjero para poder cumplir sus sueños de hacer avanzar el conocimiento. Por ejemplo, que esta semana  se nos haya ido uno de los mejores expedientes de las universidades gallegas, que será –no lo duden- un magnífico investigador en una de EEUU, en el medio Oeste donde no se le había perdido nada. Con su marcha, nosotros sí perdemos mucho. Cuentan de la mujer de Ronald Reagan, Nancy Davis, que fue activista furibunda contra quienes andaban en  investigaciones de gran repercusión en la concepción de la propia vida humana, como las células madre. Y añaden que, cuando a su marido le diagnosticaron esta enfermedad odiosa en 1994, no cesó en sus peregrinajes a los laboratorios más avanzados –hasta 2004 en que falleció el expresidente-, por ver si al fin descubrían algo que pudiera paliar lo que se le deshacía día a día entre las manos…

Los pobres Pactos educativos

La educación pública podría ser un gran paliativo de la ignorancia y la desigualdad. Es el único modo de generalizar y preservar características generalizables de conocimiento, convivencia y capacidad, acordes con lo que en este momento es preciso para que un país pueda sentirse orgulloso de sí mismo. Pues no. También en esto nos falla la memoria y se incentiva que así sea. Alguien debe pensar que así la gente, sin criterio para enterarse de qué esté sucediendo, puede dejar mejor que la gobiernen como quieran. Apurando no mucho la argumentación, hasta podría alguien decir que, es en la educación regresiva, como la que en este momento promociona la LOMCE, donde se puede encontrar una de las razones poderosas por las que la mayoría que salió en las elecciones del 26-J puede crecer más si llegamos a una terceras elecciones.

Es evidente que las formas de leer la realidad –o lo que quieren que veamos como realidad-  no pueden variar mucho hasta el 25 de diciembre, en que tendría lugar esa posible tercera ocasión de ejercer el voto. Tanto tiempo diciéndonos que era malo este ejercicio y, ahora, resulta que hasta el día de Navidad, si nadie lo remedia, va a ser importunado con este sin-buscar que, además, puede empeorar más el panorama político dominante... Entre sinrazones y desmemorias, ahí está el Sr. Méndez de Vigo a lo suyo, con la eternidad como referente y dentro de un “Gobierno provisional”. Ya está volviendo a llamar a unos y otros a ver si logra el Pacto Educativo y el Estatuto Docente que, desde antes de que apareciese la LOMCE en 2013, siempre abrigó el PP. Dice que para “oír”, pero más parece que sea para que le consientan confirmar que los años escolares sigan siendo de segregación desde edad temprana, como algo “natural”. Y, como medio más apropiado para que así sea, que maestros y profesores aumenten su disposición al peonaje: gobernados por directores capataces, ni falta harán  sus capacidades profesionales para difundir conocimiento y convivencia.

Y Nancy Reagan

Alejandro Tiana acaba de rescatar de la desmemoria a Rodolfo LLopis. Justo después de las elecciones democráticas que dieron paso a la II República, dijo: “Las urnas reflejan la realidad de la sociedad española”. Tiana hace ver en un muy oportuno libro cómo se dedicaron a fortalecerla y desarrollarla con gran atención y esfuerzo educador mientras les dejaron. Por ejemplo, potenciando las Misiones Pedagógicas en las zonas rurales más abandonadas.  Desafortunadamente, la historia de la educación española posterior no ha tenido un desarrollo lineal, progresivamente mejor. Ignorar el largo corte que se produjo es dar pábulo al Alzhéimer. En esa línea está el sobreentender que tenemos un sistema educativo, el que se consolidó en esos años que siguieron, tiene una estructura perfecta e intocable.

 Hace ya mucho –cuando lo que ahora llamamos “conciertos educativos” se llamaban “subvenciones”-, algunos sociólogos atentos a lo que sucedía en aquella España nada democrática dejaron dicho que, si el amplio número de alumnos que con dinero público por medio iba a los colegios privados, tuviera que ser atendido en las condiciones que prevalecían en los centros públicos, pronto habrían desaparecido gran parte de los problemas educativos. Nos hemos venido entreteniendo –especialmente desde los años 90- con calidades, fracaso y otros alegres sinónimos, más aptos para tirarse piedras que para ponernos de acuerdo en lo que merece la pena. Y lo cierto es que, en este entretanto provisional en que andamos, servatis servandis todo sigue muy parecido a cómo era: hasta la OCDE nos recrimina ya que el gasto educativo sea inferior en un 3% al de la media de los países de esta organización. Al ritmo que vamos, nos va a pasar como a la Sra. Nancy Reagan. Eso sí, muy entretenidos con lo que nos cuente la nueva prensa uniformada que dice informarnos.

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