Juego de imaginaciones, fábulas, mitos, folclore y leyendas en Cataluña

La imagen de la Diada de 2013, del pintor barcelonés Joan-Pere Viladecans.
La imagen de la Diada de 2013, del pintor barcelonés Joan-Pere Viladecans.

A los hijos de Martin Luther King no les ha parecido ni oportuno ni justificable el uso que del nombre del reverendo han hecho los socios del oligopolio nacionalista catalán.

Juego de imaginaciones, fábulas, mitos, folclore y leyendas en Cataluña

A los hijos de Martin Luther King no les ha parecido ni oportuno ni justificable el uso que del nombre del reverendo han hecho los socios del oligopolio nacionalista catalán, tan aferrado, no ahora sino siempre, a las cadenas con que abrumar a los que no lo son; ni al parecer a ciudadanos de origen africano y residencia en el Principado, a que les utilicen, teniendo un pasado los beneficiarios y beneficiados, como clase social, tan glorioso como el esclavismo y el colonialismo, ellos que tanto verborrean de lo que los demás les deben, según sus cuentas, inflamadas al estilo del Gran Capitán.

No se puede ignorar que ese nacionalismo es más de contabilidad de tendero que de aventura romántica, pues el ‘sangre y clientela’ ha sido transfigurado sustancialmente en ‘dinero y clientela’, aunque en su hirviente imaginario piensen que sólo ellos tienen (o pueden tener derecho) a lo que les pida el cuerpo en cada momento, sin pensar que también el otro segregado puede apuntarse a las mismas pésimas ideas y emociones que ellos. En este juego de imaginaciones, fábulas, mitos, folclore y leyendas, que sólo sirven para cubrir la naturaleza ‘ad satis’ prosaica y crematística del nacionalismo catalán, menudean últimamente los que quieren machihembrar la larga y trágica historia del pueblo judío por el retorno a su tierra con las falacias del novísimo ‘tot per la pàtria’, que cuanto más se hincha más encoge a Cataluña.

Este tipo de fenómenos psicológicos se reproduce como pasto emocional de masas, retrotrayendo la formación del espíritu nacionalista a eras de pedigrí paleontológico, por lo que no es de extrañar que cualquier de esos finos carpinteros acabe reclamando la catalanidad no ya de Moisés, sino del mismo Noé, el patriarca Abraham y las tribus de Israel, o es que quizás el parecido metahistórico entre ellos y Junqueras, Pujol y Mas les haya dejado tan ensimismados como si se tratase de una deslumbrante epifanía. Para los demás no pasa de ser otra perla de ‘provincianismo fatuo’, expresión con la que calificara Azaña al nacionalismo catalán.

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