¿Es normal que el extesorero de un partido político tenga en Suiza 35 millones de euros?

Para un político ha de ser fácil hablar, la capacidad comunicativa debe de completar la formación que de alguna manera haga que tenga la posibilidad de participar de forma directa en la vida pública, devolver la necesidad del pueblo en frases construidas para ser creídas y quizá no cumplidas.

Aun no siendo necesario ningún tipo de estudios para el desarrollo de esta actividad, se le presupone la idoneidad necesaria para saber desarrollar de forma eficiente la gestión y conservación de los bienes públicos. Velando por el interés de todos los ciudadanos, siempre dentro de una línea de conducta moral que se disponga al servicio de la ciudadanía y jamás utilizarla en beneficio propio, dado que su labor fundamental es representar la intención de quienes lo han elegido para salvaguardar sus derechos y establecer los deberes que de alguna forma nos mantengan dentro de una sociedad equilibrada.

• ¿Es normal que el extesorero de un partido político tenga en Suiza 35 millones de euros?

• ¿Es normal que la prensa dé a conocer la lista de políticos a los que se les pagaron sobresueldos, incluido presuntamente Mariano Rajoy, y que aquí no pase nada?

• ¿Es normal -puestos a preguntar- que se establezcan medidas injustas contra quienes no tienen recursos, y que estos sinvergüenzas puedan negarlo todo porque tienen amigos que estando en el medio, puedan ayudarles a continuar sin que podamos decir: basta ya!?

• ¿Es normal que la justicia de este país no funcione como debería, y pueda estar al margen de cualquier ideología? ¿Tiene que convertirse lo que debería ser normal en una utopía, porque ya no sabemos que es lo correcto?

Estamos cansados, cansados de que nos mientan, cansados de que nos recorten la vida al antojo de quien ejerce en su puesto, la labor de hacer cuanto se les antoja para poder enriquecerse, para crear un negocio propio.

La simple sospecha de que algo tan grave está sucediendo debería hacernos reaccionar: no se puede consentir tanto despotismo, tanto despropósito y tanta chulería por parte de quienes deben servir al pueblo, y no chuparles la sangre mientras lo celebran a golpe de talonario repartido entre amiguetes.

No puedo entender como a día de hoy continua en el poder un gobierno cuya cúpula está completamente dañada por la trama de un caso que a todas luces habla de quienes han estado enriqueciéndose dentro de una presunta red de corrupción política que salpica directamente al partido que nos gobierna. Y que no pase nada.

Cuando los medios de comunicación desvelan los actos de corrupción que tiñen de inmundicia la profesión de quienes deben dar ejemplo en su conducta, quizá la reacción dependa de la sociedad a la que representan.