Los demócratas terminan su acusación: la absolución de Trump luce probable

Los fiscales que ejercen la acusación contra el expresidente Donald Trump en su segundo juicio político. En el centro, el senador Jamie Raskin, jefe del equipo de fiscales. / Voz de América
Los fiscales que ejercen la acusación contra el expresidente Donald Trump en su segundo juicio político. En el centro, el senador Jamie Raskin, jefe del equipo de fiscales. / Voz de América
Este viernes comenzará el turno de la defensa del expresidente Trump. Los argumentos para acusarlo son muchos, mientras que los argumentos para defender al imputado son pocos.
Los demócratas terminan su acusación: la absolución de Trump luce probable

La democracia constitucional-liberal más antigua del mundo está puesta a prueba. La impunidad es el principal enemigo de la mayor potencia global a nivel doméstico, pues la crisis política que hoy atraviesa ese país, es producto directo de un acto de terrorismo interno con motivos, precisamente, políticos; por ambiciones personalistas de poder. Al menos esa es la interpretación del partido que llevó a Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos. No hay cabida para un escenario en el que Donald Trump no sea objeto de sanciones inherentes a su responsabilidad en los hechos del 6 de enero. 

Dicha afirmación es la percepción de los fiscales demócratas que han ejercido la acusación contra el expresidente durante tres días, desde el martes. Finalmente, este jueves han culminado su exposición de argumentos para tratar de convencer a 11 senadores republicanos de votar a favor de declarar culpable al que todavía consideran una figura influyente dentro del Partido Republicano. En paralelo, los demócratas buscan anular el peso del magnate en la política estadounidense, inhabilitándolo de cualquier cargo público ante la potencial intención de Trump de lanzarse nuevamente como candidato en las elecciones presidenciales de 2024. Volver a la Casa Blanca es ya su nuevo proyecto de vida, a sus 74 años. 

Tras 24 horas de afirmaciones sustentadas en videos del día del atentado, que evidenciaron la intención violenta de los agitadores de “colgar” al entonces vicepresidente Mike Pence y “darle un tiro en la cabeza” a la presidenta del Congreso, Nancy Pelosi, resulta difícil pensar que los otros 11 jurados republicanos del tribunal en que se ha convertido esta semana el Senado, quienes faltan por decidir su voto, absolverán a Trump de su responsabilidad directa o indirecta en la amenaza que sacudió al Estado, al Gobierno y al país hace poco más de un mes. Sin embargo, el fenómeno del ‘trumpismo’ parece seguir teniendo más peso en las mentes e ideología de esos legisladores.

¿Cómo contraatacarán los abogados de Trump?

Este viernes comenzará el turno de la defensa del expresidente y, según han dicho fuentes de sus abogados a la cadena CNN, tratarán de hacer su exposición “en una sola jornada”. La estrategia del equipo defensor es plantear un argumento sólido con menos tiempo, pero les resultará complejo inclinar la balanza con solo aludir al derecho a la libertad de expresión, que si bien está estipulado en la Constitución, Trump se extralimitó en el uso de esa prerrogativa omitiendo las consecuencias políticas y sociales de su retórica. Si los abogados trumpistas no llaman a testigos a declarar, el proceso durará pocos días más y podría culminar el sábado. Este será el juicio por impeachment más rápido de la historia, pues los argumentos para acusar son muchos, mientras que los argumentos para defender al imputado son pocos o no tienen peso jurídico alguno en comparación con las contundentes pruebas presentadas por los fiscales. 


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Cabe recordar que, según la Constitución de Estados Unidos, para declarar culpable a un presidente (en este caso expresidente) en un procedimiento de impeachment (juicio político) son necesarios los votos de 67 de los 100 senadores (dos tercios) de la Cámara alta (Senado), lo que significa que hasta 17 republicanos deberían unirse (seis ya lo hicieron) a los 50 demócratas para condenar a Trump. Como en este juicio excepcional e histórico ya no hay un presidente acusado a quien destituir -esa es la única sanción posible estipulada en la Constitución- porque Donald Trump no es presidente desde el 20 de enero, la medida extraordinaria que determinarán el juez y el jurado podría ser una inhabilitación de por vida para que el acusado no pueda volver a optar a cargos de elección popular, es decir, que no vuelva a ser candidato ni presidente.

Eso es lo que plantea la teoría, pero la realidad política es muy diferente. Ahora la clave del proceso ya no es jurídica, sino matemática. Las cuentas por el momento no cuadran para los demócratas, y es probable que no logren los 67 votos necesarios, pero el fin de este juicio es demostrar que ninguna autoridad está por encima de la ley y la democracia del país más poderoso del mundo. @mundiario

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