¿Cuál es realmente el plan del Partido Popular y de la derecha española?

El presidente del PP y del Gobierno de España, Mariano Rajoy.
El presidente del PP y del Gobierno de España, Mariano Rajoy.

Pase lo que pase en las próximas elecciones, el PP ya tiene un plan. Su objetivo es claro: ellos y su gente quieren salir ganando, suceda lo que suceda. ¿Lo conseguirán?

¿Cuál es realmente el plan del Partido Popular y de la derecha española?

En el contexto de una crisis económica, tuvimos unos años de gobierno progresista, con medidas y avances muy importantes sobre todo en el terreno social. Pero la clase obrera se rebeló contra la izquierda gobernante y las elecciones trajeron un legislativo y un ejecutivo de derechas que, apoyado y presionado por el sector más rancio y reaccionario, disminuyó notablemente las medidas sociales tomadas por el gobierno anterior, y provocó una situación mucho más inestable en el país.

Hasta este punto, quien esté leyendo esta líneas pensará que estoy hablando de la España actual, la del s.XXI, pero no... La España de la que he hablado es la de la década de 1930, la conocida como Segunda República.

En aquel tiempo, tras lo mencionado anteriormente, tras el llamado “bienio negro”, durante el cual el pueblo llano, obrero, y de izquierdas, comenzó a revolucionarse por las medidas que estaba llevando a cabo el gobierno derechista, llegaron las elecciones de 1936, las de mayor indice de participación (72%) de la España republicana, que dieron un vuelco político y llevaron al poder a un Frente Popular de izquierdas. La España de derechas, la formada por clases altas, monárquicos, clero y oficialismo militar, no queriendo renunciar a los beneficios que para ellos habían obtenido durante el “bienio negro” a costa del pueblo llano y más desfavorecido, se negó a aceptar el resultado salido de las urnas, así que movilizaron a “sus gentes”, y lo que vino a continuación es de sobra conocido por todos...

Similitudes

Como podemos ver, las similitudes con aquella época son tremendamente apabullantes. Una sociedad de izquierdas que castiga en las urnas a sus líderes y le da el poder a la actual derecha política. Esta, que no es tonta y mira para los suyos, aprovecha la situación, y en los dos años que lleva gobernando tira por tierra todos los avances sociales anteriores. Pero no contentos con eso, buscan difuminar los principios constitucionales de libertad e igualdad, dan más poder a los estamentos del clero aceptando su influencia, e intentan por todos los medios cerrar el grifo a la libertad de expresión, de defensa y de educación: multando a quien proteste, no dejándote acudir a la justicia ordinaria a no ser que seas una persona pudiente, es decir, uno “de ellos”; y poniéndote trabas económicas para que tus hijos no puedan llegar al nivel educativo de los hijos “de ellos”.

El otro día, hablando con mi padre, le dije que tenía miedo. Miedo a que dentro de dos años, tras un hipotético vuelco electoral, como el de 1936, motivado por la indignación y la represión, la derecha y “su gente” se nieguen a reconocer el resultado porque renuncian a perder los beneficios a costa de los más desfavorecidos, que están consiguiendo, y monten un cristo como el que montaron en el 36.

Mi padre me dijo que no temiese, que eso no iba a ocurrir. Afortunadamente porque las cosas cambiaron mucho desde 1936 y hoy todo el mundo se entera de todo en todas partes. Eso por un lado, y por otro la influencia comunitaria europea impediría que eso pasase. Evidentemente tiene razón en ambas cosas, y puede ser una de las pocas cosas buenas que ahora mismo le podemos sacar al hecho de pertenecer a Europa.

Movimientos

Pero sin embargo, noto que están realizando movimientos hacia esa dirección. Es como si tuviesen ese plan previsto. ¿O acaso quién nos asegura que el ir cerrando televisiones públicas no puede formar parte de un plan? ¿Quién nos asegura que el querer silenciar a la población aplicando leyes relativas a sanciones por protestar, o leyes relativas a sanciones por expresar ciertas cosas en las redes sociales, no forma parte de un plan? ¿Quién nos asegura que el tajar económicamente la libertad de acceso a la justicia de gran parte de la población no forma parte de un plan? ¿Quién nos asegura que una educación mucho más restrictiva, rancia, adoctrinadora y dedicada a enseñar a no cuestionar nada, no forma parte de un plan? Y así multitud de preguntas al respecto... Después de todo, lo que sí sabemos es que no forma parte de un programa electoral.

Si hay algo que he aprendido durante mi participación política es que esto es como una partida de ajedrez. Nadie hace un movimiento “porque sí”. Todo forma parte de una estrategia más compleja y a mayor plazo. Todos los movimientos son parte de un plan que prevé siempre otros movimientos, teniendo en cuenta posibles variables pero queriendo conseguir las mismas consecuencias, el mismo fin. Un único fin.

Tienen un plan

Creo que tienen un plan. Creo que están ejecutando un plan. Y creo que no son tontos y contemplan la posibilidad un vuelco electoral dentro de dos años. Pero para eso a estas alturas ya tienen varias opciones para cubrirse, para cubrir a su gente, y para no perder todo lo que ahora mismo están ganando. Porque cuando ocurra el vuelco, algunas medidas que están tomando se podrán revertir fácilmente, pero otras no. Por ejemplo las privatizaciones de servicios. Todo el mundo piensa que cuando el gobierno cambie “el siguiente gobierno las podrá arreglar (renacionalizar)”, y no es tan fácil hacerlo, porque el revertir una privatización requiere indemnizar a su titular, con lo que manteniendo la privatización ese titular saldrá ganando, y no manteniéndola también. ¡La jugada perfecta! ¿Por qué entonces no iban a llevar a cabo el espectáculo de privatizaciones al que asombrados estamos asistiendo?

La única manera de parar una privatización es impidiendo que tenga lugar, luego ya será tarde. La única manera de detener un plan, es impidiendo que lo sigan llevando a cabo. ¿Cómo? En un país normal, después de descubrirse la financiación ilegal que ha tenido lugar en el partido del gobierno, entre otras la época en la que su máximo responsable ha sido el actual presidente del Gobierno, la Moncloa debería estar rodeada por cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas durante todas y cada una de las veces que este gobierno quiera seguir robando un derecho o un servicio al Estado, es decir, a los 40 millones de españoles y españolas a quienes pertenecen esos servicios y esos derechos.

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