Ban Ki-moon ofrece su último discurso cargado de dureza hacia los dirigentes políticos

Ban Ki-moon, en su última participación en un segmento de alto nivel de la Asamblea General. / ONU_Cia Pak
Ban Ki-moon, en su última participación en un segmento de alto nivel de la Asamblea General. / ONU_Cia Pak

El Secretario General de Naciones Unidas (ONU) dejará su cargo a finales de 2016. Su último discurso lo ha ofrecido en la 71ª sesión de la Asamblea General y no ha dejado indiferente a nadie.

Ban Ki-moon ofrece su último discurso cargado de dureza hacia los dirigentes políticos

El 1 de enero de 2007, Ban Ki-moon, natural de la República de Corea, se convirtió en el octavo Secretario General de las Naciones Unidas, aportando a su cargo 37 años de experiencia al servicio del Gobierno de su país y en la escena mundial. Cuando fue elegido Secretario General de la ONU, ocupaba el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores y Comercio de la República de Corea.

Actualmente con 72 años, casado, padre de un hijo y dos hijas y con cuatro nietos, Ban Ki-moon, ha ofrecido su último discurso como Secretario General de las Naciones Unidas pues su mandato finaliza al terminar el año 2016.

Cuando asumió el cargo, Ban Ki-moon relató las que serían sus acciones prioritarias en la ONU:

> Desarrollo inclusivo y sostenible: “Nos enfrentamos al «reto 50-50-50»: para el año 2050 la población mundial superará los 9.000 millones de personas, una cifra un 50% más elevada que al comienzo de este nuevo milenio. Para ese mismo año, el 2050, el mundo debe reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 50% respecto de los niveles del año 2000. Ahora más que nunca, necesitamos determinar cuáles son los factores subyacentes que generan inestabilidad y definir un curso de acción más sostenible para lograr crecimiento y prosperidad para todos en el siglo XXI. El desarrollo sostenible no es una opción, sino una necesidad”.
> Cambio climático: “El cambio climático es un problema mundial que requiere una solución mundial. Los efectos del cambio climático ya se sienten en todo el mundo. Los científicos advierten que si seguimos viviendo como hasta ahora, las emisiones de carbono aumentarán drásticamente y las temperaturas mundiales podrían ascender en más de 4° C para fines de este siglo. Seguiré trabajando estrechamente con los líderes del mundo para asegurar que el cambio climático continúe siendo una prioridad de su agenda”.
> Empoderamiento de la mujer: “Debemos velar por que la comunidad internacional actúe unida en lo que respecta a la promoción de los derechos de la mujer, no solo porque es lo moralmente correcto, sino por que es sensato desde el punto de vista práctico. El mundo solo logrará aprovechar todo su potencial —sea en relación con el cambio climático, el desarrollo o la paz y la seguridad— cuando las mujeres se encuentren plenamente empoderadas”.
> Un mundo más seguro: “Sigo trabajando para fortalecer la capacidad de las Naciones Unidas de prevenir los conflictos y lograr, mantener y consolidar la paz. Al mejorar nuestra capacidad en materia de diplomacia preventiva y apoyar los procesos orientados a alcanzar una paz sostenible, lograremos soluciones de largo plazo y responderemos con más eficacia a los conflictos”.
> África septentrional y el Oriente Medio: “Las Naciones Unidas seguirán condenando la violencia y alentando a los líderes de la región a respetar los derechos humanos y responder a las aspiraciones legítimas de sus pueblos de generar un cambio, mediante un diálogo incluyente y reformas genuinas, y sin represión”.
> Derechos humanos y rendición de cuentas: “El reconocimiento de los derechos humanos universales es uno de los tres pilares de las Naciones Unidas. Todo ser humano debe poder ejercer los mismos derechos inalienables, lo que constituye la base de la libertad, la justicia y la paz en el mundo y es fundamental para alcanzar la seguridad y el desarrollo mundiales.Las Naciones Unidas están llevando al mundo hacia una era de rendición de cuentas. Las elecciones y los hechos acaecidos posteriormente en Côte d’Ivoire, así como los procesos judiciales y las condenas de los tribunales penales internacionales para Rwanda y la ex-Yugoslavia muestran que los poderosos ya no pueden contar con que gozarán de impunidad si vulneran gravemente los derechos humanos”.
> Respuesta a las principales crisis humanitarias: “Si nos centramos en las respuestas nunca lograremos satisfacer las necesidades humanitarias que se plantean. Esa es la razón por la que estoy reformulando la estrategia de respuesta humanitaria de las Naciones Unidas, para que hagamos hincapié en el fortalecimiento de nuestra capacidad a fin de ayudar a los países a reducir o mitigar los efectos de las crisis con medidas orientadas a prevenir los conflictos y reducir los riesgos de desastre”.
> Desarme y no proliferación nucleares: “Sigo comprometido con la desnuclearización de la Península de Corea y comparto el deseo de la comunidad internacional de resolver la situación relativa a la República Islámica del Irán. También deseo reafirmar la necesidad de mantener una zona libre de armas nucleares en el Oriente Medio. Tras el accidente nuclear producido en Fukushima, hago un llamamiento a los gobiernos para que cooperen con las organizaciones internacionales con miras a adoptar medidas concretas para reforzar la seguridad nuclear”.
> Fortalecimiento de la Naciones Unidas desde dentro de la Organización: “las Naciones Unidas deben seguir modernizándose y aumentando su eficacia. Por esta razón, una de mis prioridades principales ha sido procurar que se conviertan en una Organización más transparente, eficiente y flexible, que rinda sus cuentas con más eficiencia. Con esa finalidad, establecí el Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno, para asegurar que las misiones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas recibieran mejores servicios; establecí una Oficina de Ética para toda la Organización y creé un nuevo sistema de justicia interna. También fortalecí la actuación profesional haciendo que el personal directivo superior rindiera cuentas mediante la concertación de Pactos suscritos conmigo”.


10 años después de la exposición de sus acciones prioritarias, Ban Ki-moon ofrecía su último discurso en la 71ª sesión de la Asamblea General de la ONU que se está llevando a cabo en la sede de la organización en Nueva York. Este estuvo marcado por duras palabras para advertir sobre los peligros que acechan al mundo, a la vez que introdujo palabras de esperanza para señalar los caminos que hay para superar los peligros y prevenirlos.

Último discurso de Ban Ki-moon como Secretario General de las Naciones Unidas.

 

El aún Secretario de General de las Naciones Unidas se centró en los siguientes puntos:

> La gran desconfianza que existe en los ciudadanos con sus dirigentes. Una problemática que no parecía tener lugar hace 10 años.

> “La Tierra nos ataca con aumentos de nivel del mar, sequías, meteoros extremos”, señaló Ban. Por ello hizo hincapié en la necesidad de que el Acuerdo de París contra el Cambio Climático entre en vigor antes del cierre de este año. “Sólo necesitamos 26 países más, un 15% de las emisiones de gas invernadero”, afirmó el Secretario General. Una lucha frente al Cambio Climático que ya estaba en su agenda de prioridades en 2007 y para la que ha tenido una dura muy expresiva frase: “Nuestra propia generación ya está en peligro”.

> “130 millones de personas necesitan asistencia para vivir”, dijo Ban, expresando su convencimiento de que las naciones actuales tienen la capacidad de poner coto a la guerra, la pobreza y la persecución. En consecuencia, cerrar la brecha entre ricos y pobres.

> Para los dirigentes del mundo ha tenido un sonoro tirón de orejas: “Dirigentes que cambian la constitución, manipulan elecciones… para aferrarse al poder. Asumir un cargo es la confianza conferida por pueblo, no es un bien personal. Presten servicio a su pueblo, no saqueen los recursos de  su país, no encarcelen a la crítica, no dilapiden la democracia”. En definitiva, un consejo para todos ellos: no se aferren al cargo. El claro ejemplo en Latinoamérica lo representa Nicolás Maduro en Venezuela.

> También advirtió sobre el peligro de los discursos demagogos contra los refugiados y migrantes. “No participen en la matemática política peligrosa y cínica que dice: agregará votos dividiendo a la gente y multiplicando el temor”, señaló Ban. Un claro ejemplo de esta advertencia podría ser Donald Trump en Estados Unidos.

> El Secretario General tuvo duras palabras para quienes perpetúan el conflicto en Siria tanto dentro como fuera del país y no perdió la oportunidad de señalar a los dirigentes de países representados en la sala en la que dio el discurso. Igualmente señaló al gobierno de Siria como el mayor culpable en la muerte de inocentes.

> Por último, un mensaje de esperanza: "El motor de cambio más grande que existe es el poder del pueblo".

Temas como el empoderamiento de la mujer y el desarme y no proliferación de armas nucleares, aspectos claves de su agenda de actuaciones hace 10 años han quedado relegados frente a un nuevo escenario internacional donde el declive de la democracia es latente en muchos países, ya no solo en zonas subdesarrolladas sino en potencias mundiales como Europa o Estados Unidos, en donde los discursos demagogos y las propuestas populistas no hacen sino resquebrajar a una ciudadanía dolorida por una crisis económica de la que aún intentan salir. Un caldo de cultivo, la desesperanza/desconfianza a la que hizo referencia Ban Ki-moon, que provoca la proliferación de los populismos.

Pero como en todos los discursos de Ban Ki-moon, la esperanza está latente y en su último discurso no podía faltar una alabanza a los avances que se han dado en el aspecto tecnológico en los últimos diez años. Poniendo el ejemplo concreto de los teléfonos y las redes sociales, las cuales más allá de una distracción, han creado movimientos sociales de solidaridad y otra forma de trabajar y comunicarse. Todo ello dirigido por el poder del pueblo.

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