En política: año nuevo, ¿vida nueva?

Congreso de los Diputados. / Facebook.
Congreso de los Diputados. / Facebook.

En política se sigue hablando de corrupción política, pero la financiación de los partidos no se afronta de manera decidida. Habrá que decir "año nuevo, política vieja".

En política: año nuevo, ¿vida nueva?

Vuelven a hablar de limitación de mandatos, primarias, puertas giratorias, acumulación de cargos y otras demandas defendidas en su día por los que se decían partidos nuevos (uno de ellos inmerso en una lucha feroz por el poder y el otro navegando en sus contradicciones de hemeroteca).

Los partidos siguen gobernados por los burócratas del aparato y la democracia interna es inexistente, aunque la disfracen con primarias de varios candidatos, pues presionan y arrinconan a los díscolos para que no se oiga su voz.

Seguimos hablando de corrupción política, pero la financiación de los partidos no se afronta de manera decidida.

¿No se avergüenzan quienes defendían la supresión de los aforamientos, privilegio comparable al derecho de pernada?

¡Qué decir de la acumulación de cargos! Aunque los coloquen en cualquier cargo, no sueltan las riendas del partido, temerosos de que les quiten la silla en el entretanto. Parecen superhombres y super mujeres  capaces de estar aquí y allí, en el caldo viudo y en las tajadas, en el partido y en la administración.

La supresión de las puertas giratorias la piden sólo quienes aún no han tocado el pelo del poder y, visto lo visto, me temo que cuando llegue su momento harán otro tanto que los viejos. Pongo el ejemplo de la percepción de tres veces el salario mínimo y el resto lo dono: ¿sabemos a quién y cómo?; sí es verdad, sería muy aleccionador  que lo dijeran.

De las listas abiertas no quieren oír hablar ni los viejos ni los nuevos –eso era antes, cuando había que complacer a la masa votante.

Obviamente, hay otros muchos aspectos mejorables de los que se han olvidado: diputaciones, racionalización del número de ayuntamientos, duplicidad de funciones en las administraciones públicas, por ejemplo. Pero a mí me gusta hablar, de vez en cuando, de un aspecto del que nadie habla: la vinculación real de los diputados a su circunscripción y la exigencia de que acojan personalmente las  inquietudes de sus electores a través de una oficina dedicada a ellos.

Ya habrá más, pero me parece que Año nuevo, política vieja.

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