La tercera temporada de Soy un asesino ya se encuentra disponible en Netflix

La mente humana es demasiado compleja y extraña, porque seguro más de uno se siente atraído por los documentales sobre asesinos, algo que la industria aprovecha para sacar estas historias a cascoporro. Por ello, no nos sorprende que la crítica y la audiencia tengan pasión por Soy un asesino, serie documental que estrena su tercer volúmen el 30 de agosto de 2022 en Netflix.

A grandes rasgos, este programa nos cuenta la historia de diversos asesinos que han recibido condena perpetua o pena de muerte debido a la gravedad de sus actos; ofreciendo a su vez, un acercamiento a la psique de cada uno de ellos, que con entrevistas personales ayudan a determinar qué fue lo que les llevó a cometer los delitos.

¿Es I Am a Killer un programa diferente?

Lo cierto es que no, ya que como otros tantos documentales sobre homicidas cuenta con la participación de fiscales, abogados defensores, investigadores, amigos y familiares de las víctimas y compañeros de los reclusos también ofrecen sus perspectivas de los trágicos eventos y de las partes involucradas. 

Además de que se descubren motivos que habían permanecido ocultos, se revelan extraños destellos de humanidad y quedan expuestos algunos giros inesperados del sistema legal estadounidense, hasta cierto punto este documental comete el mismo error que otros en su campo: romantizar las historias de estas personas.

Soy un asesino es interesante, sí, pero a la vez también deja en claro la extraña obsesión de la humanidad (obviamente sin generalizar) con la violencia. La parte más humana es cuando se demuestra que algunos seres queridos de las víctimas ofrecen su perdón, mientras otros exigen castigo.

Una simpatía forzada

No deja de ser extraño, y hasta cierto punto molesto, que Netflix siga renovando la serie por más temporadas, puesto que hacer que la audiencia simpatice con asesinos no es algo que debería ocurrir; y que si bien somos conscientes de que los traumas y abusos en la infancia repercuten en distinta medida en todos nosotros, no parece ser motivo suficiente para sentir compasión por los casos de los asesinos mostrados en pantalla. @mundiario