Los atracones y su relación con el hambre emocional y las compensaciones afectivas

Mujer comiendo papas fritas./ Pexels en Pixabay.
Mujer comiendo papas fritas./ Pexels en Pixabay.
Entiende en este texto los principales aspectos psicológicos, criterios diagnósticos, desencadenantes afectivos, emocionales y conductuales.
Los atracones y su relación con el hambre emocional y las compensaciones afectivas

Según el DSM-V, el Trastorno por atracón es un trastorno caracterizado por episodios recurrentes de atracones, siguiendo 2 criterios fundamentales: la ingestión, en un corto periodo de tiempo, aproximadamente 2 horas, de una gran cantidad de comida y la sensación de falta de control sobre el episodio. De esta forma, la persona come aunque fisiológicamente no tenga hambre.

En la compulsión alimentaria, algunos desencadenantes son motivos específicos para comer, como la frustración, el estrés, las malas noticias, una discusión con la pareja o la ansiedad, por ejemplo.

Comer en exceso de vez en cuando es normal, sobre todo en las festividades, si es algo puntual, aislado. Los criterios para un diagnóstico preciso para la compulsión alimentaria son episodios de atracones al menos dos veces por semana durante un período de al menos 3 meses ininterrumpidos.

En el aspecto psicológico, la persona no sabe gestionar su impulsividad y estados emocionales. Obviamente, durante el día tenemos pequeños cambios de humor y esto es normal. Sin embargo, para quienes sufren de atracones, sentimientos como la alegría, la euforia, la tristeza o la decepción son motivos para comer en exceso. Vale la pena señalar que los atracones pueden estar asociados con otras comorbilidades, como trastornos de ansiedad, trastornos de los impulsos, trastornos del estado de ánimo, así como otros trastornos alimentarios.

Características y señales:

1- Comer escondido y en grandes cantidades;

2- Comer vorazmente, sin saborear la comida;

3- Alimentar hasta sentir dolor en el estómago, incluso vomitar sin provocar el vómito;

4- Sentimientos de arrepentimiento,  fracaso, culpa y vergüenza tras la compulsión;

5- Miedo al juicio social;


Tratamiento:

El tratamiento es multidisciplinar e incluye un equipo compuesto por psicólogo, nutricionista, educador físico y psiquiatra.

En algunos pacientes, se requerirá medicación. La psicoterapia es una parte fundamental del tratamiento, ya que son los estados emocionales los que impulsan a la persona a comer compulsivamente.

La terapia cognitivo-conductual se ha mostrado muy eficaz para comprender y gestionar los estados afectivo-emocionales, la impulsividad y la ansiedad. El trabajo a realizar consiste en técnicas específicas para la creación de estrategias en la regulación y control de impulsos, estado de ánimo, sentimientos disfuncionales, cambios en el estilo de vida y patrones de conducta en relación con la alimentación.

Por ello, hago hincapié en la importancia esencial del autoconocimiento, la identificación de los desencadenantes afectivos, emocionales y conductuales que conducen a los atracones, así como las sensaciones asociadas a la experiencia de comer en exceso.

Es fundamental observar los aspectos emocionales y los conflictos internos de larga duración que pueden no haber sido elaborados y resignificados, así como los del momento actual de la vida del paciente.

Como es subjetiva, el hambre de afectos y emociones nunca se puede saciar, a menos que se resuelva lo que la desencadena y para cada persona se personalicen estos desencadenantes internos y externos, no existen consejos genéricos, recetas prefabricadas o fórmulas mágicas.

En otras palabras, la pregunta “¿qué intentas llenar comiendo en exceso?” es el mismo para todos, pero es poco probable que las respuestas sean las mismas. @mundiario

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