Objetivo: Suso de Toro

Cierta derecha española trata de convertir al escritor gallego Suso de Toro en el malo de su propia pelícu
Cierta derecha española trata de convertir al escritor gallego Suso de Toro en el malo de su propia película. Y él, que entra al trapo con facilidad, aviva ciertas llamas en las que al final se queman las miserias del país. Conozco a Suso de Toro desde crío porque fuimos al mismo colegio –un centro privado de Santiago, llamado Peleteiro, donde valía casi todo--, y sé que es un buen chaval. Suso siempre escribió bien, y por eso con el tiempo logró vivir de la literatura. Incluso pudo codearse con Manolo Rivas, que para él siempre fue una referencia, en la medida en que iba casi siempre por delante.

El tiempo nos permitió compartir algunas cosas, entre ellas las columnas que, durante años, le fui pidiendo para publicar en La Voz de Galicia, El Periódico de Cataluña, la revista Capital y Xornal.com. Es rápido escribiendo, reacciona casi como un periodista y si de algo peca es de audacia. Pero su fondo es bueno, y me consta. Manolo y Suso no son lo mismo, ni mucho menos, pero ciertas situaciones de Galicia, y en especial la catástrofe del Prestige, los unieron en la misma causa y en la plataforma Nunca Máis.

Los fuegos de este verano han vuelto a colocar a Suso en el punto de mira, una vez que se le ocurrió profundizar en los intereses políticos de los incendios. Pero la guerra contra él no es por eso, sino por su vinculación a Rodríguez Zapatero. Algunos palos que en Madrid no pueden darle al presidente se los lleva Suso, que como buen estudiante de Peleteiro ya está familiarizado con este tipo de prácticas. ¿Su pecado? No es, desde luego, haberle pedido dinero a Fraga, como denuncia éste en ABC, sino haber escrito algunas cosas que leyó ZP y que ahora conforman su ideario de la España plural. No vendría mal un poco de sosiego. Incluso para Suso como escritor. Rivas, en esto de saber navegar por la meseta, también sigue por delante.