No solo es Marbella

Panorámica de Marbella. / yainis.com
Panorámica de Marbella. / yainis.com
Las tropelías urbanísticas no son tampoco una exclusiva de la Costa del Sol.

El urbanismo es uno de los manantiales de la corrupción en España. Lo fue en el franquismo y sigue siéndolo en la democracia, sin que de la quema se salven ni instituciones, ni partidos políticos y empresarios. Lo sucedido en Marbella desvela donde está el escenario más desvergonzado del problema, pero no resuelve una situación que implica a las instituciones del Estado, incluida la justicia. Bastaría una pregunta tan elemental como por qué sucede esto ahora, y no hace años, para poner de manifiesto las complicidades latentes.

Las tropelías urbanísticas no son tampoco una exclusiva de la Costa del Sol, que se ha convertido en el foco de atención de un problema con muchas raíces en la sociedad española, y no sólo en su clase política. Dinero negro que corre de unas manos a otras, financiación de partidos políticos, enriquecimientos tan desmedidos como delictivos, complicidades... son elementos de la misma película que algunos pretenden ver ahora sólo en Marbella.

España necesita importantes reformas legales en suelo y urbanismo, algunas frenadas debido a una sentencia del Tribunal Constitucional, por lo que sólo cabe buscar una salida política entre Gobierno y comunidades autónomas, sin marginar en ese pacto a los ayuntamientos. El problema tiene la dimensión suficiente como para que se considere un asunto de Estado, en vez de presentar la corrupta Marbella como una cortina de humo. Si la vergüenza que produce la libertad que han tenido políticos y empresarios deshonestos en Marbella se reduce a un mero escándalo local, en el fondo poco cambiarán las cosas en España. ¿O se trata de eso precisamente? @mundiario

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