Iglesia y extremismos

Repito este chiste hasta la saciedad, pero creo que su autor, Quesada, es tan bueno que no pierde vigencia ni frescura p
Repito este chiste hasta la saciedad, pero creo que su autor, Quesada, es tan bueno que no pierde vigencia ni frescura por mucho que se manoseen sus viñetas.

Un hombre le pregunta a un cura: "¿Y usted, de qué es, de la extrema derecha o de la extrema izquierda?". Y el sacerdote responde: "¿Yo? De la extrema unción".

Más que un juego de palabras es una parábola, una ingeniosa forma de recordar las enseñanzas del fundador del cristianismo, cosas como "dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios", o "mi reino no es de este mundo", algo que la Iglesia Católica se empecina en olvidar desde tiempos inmemoriales.

Si los mandos eclesiales hubiese asimilado alguna de las frases que los evangelios atribuyen a Jesús, no tendrían que pasar la vergüenza del rechazo social ante documentos como el que recientemente presentó la Conferencia Episcopal española, que trasciende las fronteras de lo religioso y aún lo moral para inmiscuirse en el terreno de lo político-social, y con muy poca fortuna, además.

Ya no espero que la Iglesia reflexione. No lo hizo en toda su historia, no lo va hacer ahora. Tampoco aspiro a que le haga caso a Jesucristo. No se lo hizo casi nunca ni en la letra de lo que dijo ni mucho menos en el espíritu de sus enseñanzas y acciones. Pero, por lo menos, que le haga caso al genial Quesada, y que se dedique a la extrema unción, que de la extrema derecha ya tenemos suficientes representantes.