Los ecos de Roquetas

Carlos Gómez Arruche, director general de la Guardia Civil, ha frenado en seco su aun corta carrera políti
Carlos Gómez Arruche, director general de la Guardia Civil, ha frenado en seco su aun corta carrera política tras salir en defensa del teniente de Roquetas diciendo que éste no tenía nada contrario en su expediente personal. Acusado por Izquierda Unida de minimizar los hechos y de justificar el uso de armas ilegales, este piloto de caza, ataque y transporte tiene difícil su continuidad en el cargo, a pesar del cable que le echó el ministro del Interior, José Antonio Alonso, quien, en todo caso, calificó sus declaraciones de desafortunadas. Y es que, en vez de haberse informado bien, Arruche fue de despropósito en despropósito. Tanto, que para Llamazares demostró tener la sensibilidad de una almeja.

Arruche ya había dado antes que hablar, una vez que fue nombrado para el cargo y ascendido a teniente general del Aire. Entre los guardias civiles había causado poco entusiasmo su designación, recelosos de que, siendo militar, no perteneciera al Ejército de Tierra, más próximo a la Guardia Civil, y desde medios políticos se cuestionó que no fuese civil, lo cual hubiera sido más coherente con la promesa del PSOE de desmilitarizar el cuerpo. Bono es su gran avalista.

El presidente Rodríguez Zapatero cree que tras la investigación de la Guardia Civil en el caso Roquetas, el instituto armado se ha dignificado, pero desde el PP se insiste en acusar al ministro del Interior de no haber defendido a la Guardia Civil. Un mal ambiente político en un asunto delicado y un muerto en un cuartel. Muy malas noticias para todos. Y más promesas incumplidas, ya que frente a las tesis de su partido, Bono asegura ahora que la naturaleza militar de la Guardia Civil es decisiva para garantizar la seguridad. ¿En qué quedamos?