En Alemania sí pueden correr

Ahora que España se iba acostumbrando, aunque sea a regañadientes, a la estricta política presupues
En Alemania sí pueden correr

Ahora que España se iba acostumbrando, aunque sea a regañadientes, a la estricta política presupuestaria dictada por Alemania, resulta que semejante sacrificio se restringe a apretar el cinturón pero no admite darle rienda suelta al acelerador. Los alemanes pueden correr en todos los sentidos, pero los españoles no. Tanto es así que la mitad de los más de 12.000 kilómetros de autopista que recorren Alemania no tienen ningún límite general de velocidad, más allá de una recomendación oficial de ir a 130 kilómetros por hora, en todo caso 20 km/h. más de los 110 km/h. que el Gobierno de Rodríguez Zapatero impondrá en España a partir del lunes 7 de marzo.

Las populares ‘autobahn’, una palabra compuesta cuyo significado es parecido a autovía, solo están sometidas en parte a límites locales, básicamente al cruzar zonas urbanas. Se ve que esto del ahorro energético es distinto en unos países y en otros, porque Alemania tiene previsto crecer este año el 3,6% y ya genera tanto empleo que busca profesionales cualificados en otros países, entre ellos España, que ni crece ni crea empleo.

Hay cosas que no encajan por mucho que España precise reformas estructurales y, sobre todo, encontrar un nuevo modelo económico alternativo a la construcción. También, por supuesto, un plan energético, pero parece evidente que algo tan importante no se resuelve con reducir el consumo de las bombillas, no usar corbata en las oficinas y rebajar la velocidad en las autovías. En Alemania, para que nos situemos mejor, tienen una dependencia energética del exterior del 60%, frente al 80% de España. Aquí solo el 4% del transporte de mercancías se hace en tren, cuatro veces menos que en la media europea. Los problemas son de fondo y no se resuelven con unas pegatinas. Por si fuese poco, el gran gasto energético de España no lo causan los particulares, entre otras razones porque no son los que más consumen, de modo que las medidas anunciadas por el Gobierno tendrán un efecto limitado en ese gasto.

Si el problema es tan grave como se quiere hacer ver, que seguramente lo es, Zapatero ya puede ir buscando otras alternativas, se supone que de acuerdo con Mariano Rajoy, para que el país tenga un plan energético de futuro, que sea viable y realista. Otra cosa es que el plan tenga un cierto interés pedagógico, teniendo a la vista una subida salvaje del barril de petróleo, motivada por la creciente inestabilidad política en el norte de África. En ese sentido, hay un dato que aporta El Periódico de Catalunya que sugiere hacer pedagogía. Resulta que las campañas llevadas a cabo en Cataluña para reducir su gasto de agua dieron unos resultados extraordinarios. Así, de los 210,81 litros por día que gastaba cada barcelonés en el 2000, pasaron a los 108,4 en 2009, la cantidad más baja de las ciudades de Europa. No está mal ese esfuerzo de los ciudadanos de Barcelona, pero aún así Cataluña precisa tener agua y buenas canalizaciones, del mismo modo que España necesita tener energía y mejorar su red de transporte.

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