El Mesías
Había una vez un señor que predijo que sacaría a la luz pública toda una canasta de trapos sucios y sin lavar sobre cierto reino corrupto y opresivo. El personaje de marras hasta señaló el día, hora y lugar en que haría su revelación.
Ilusionados por la promesa del Mesías, los emigrados del corrupto y opresivo reino residentes en comarcas aledañas divulgaron su mensaje a los cuatro vientos y esperaron la llegada del momento señalado con creciente expectación.
Paradójicamente, los nativos del opresivo y corrupto reino que sobrevivían dentro de sus murallas ni siquiera se enteraron del personaje y sus predicciones.
Por fin el ansiado día llegó... y el Mesías nunca apareció, nada anunció y, por si fuera poco, se escabulló. .
Los emigrados en las comarcas aledañas quedaron frustrados, desencantados, anonadados.
Mientras tanto, los nativos dentro del amurallado y opresivo reino, totalmente ajenos a lo que ocurría extramuros, continuaron su precaria existencia como si tal cosa.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Moraleja: siempre desconfía de un Mesías que te ofrezca trapos sucios... sin detergente para lavarlos. @mundiario