El 94% de las empresas son de origen familiar

Empresas del polígono de A Grela, en A Coruña / galicianaves.com
Empresas del polígono de A Grela, en A Coruña / galicianaves.com

Las claves de las empresas familiares son la capacidad de autofinanciación, si practican un control riguroso del reparto de beneficios, la vocación de emprendimiento, la capacidad para la cooperación con otras empresas  y la participación en la gestión de directivos ajenos a la familia.

El 94% de las empresas son de origen familiar

El origen de la mayoría de las empresas de Galicia es la microempresa familiar, como lo es en el resto de España. El 94% de las empresas son de origen familiar y aportan el 85% del VAB privado. El 86% del empleo  lo producen empresas familiares, (media de 37 empleados), y muchas de ellas planean nuevas inversiones en innovación e internacionalización. Las claves de las empresas familiares son la capacidad de autofinanciación, si practican un control riguroso del reparto de beneficios, la vocación de emprendimiento, la capacidad para la cooperación con otras empresas –condición necesaria para lograr un tamaño suficiente para innovar e internacionalizarse– y la participación en la gestión de directivos ajenos a la familia. Pero en Galicia han fracasado importantes empresas familiares por insuficiente cualificación o interés de las sucesivas generaciones y/o insolvencia por dificultades de financiación durante la crisis. 

En todo caso, gran número de empresas gallegas tienen una dimensión inadecuada para competir de forma sostenida y la cultura de cooperación es insuficiente. Por otro lado, existen empresas de dimensión importante y proyección internacional y, también, agregados de empresas que forman cadenas productivas que han generado “clusters” con capacidad para cooperar y complementarse para mejorar su posición competitiva.

La metodología de cadenas empresariales ha sido objeto de numerosos proyectos entre equipos universitarios de investigación, empresas e instituciones que han tratado de mejorar la cultura estratégica empresarial y territorial.  Ese planteamiento facilita el análisis de las interrelaciones entre actividades empresariales que operan en torno a un objeto común (materia prima, producto o servicio), desde la obtención de las primeras materias y restantes insumos hasta la comercialización, propiciando que afloren las fortalezas y debilidades de cada uno de los componentes y potenciando el desarrollo del conjunto a través de la cooperación. Esa visión de cadena permite identificar los posibles desequilibrios derivados de la existencia de actividades o “eslabones” poco desarrolladas o vacíos, facilitando el impulso de nuevas actividades que diversifique el tejido empresarial frente a “monocultivos” que, en algunos casos, son enfermos crónicos costosos sin viabilidad competitiva si no se afrontan cambios importantes.

La mayoría de las empresas gallegas no han logrado un capital intelectual estructural y tecnológico suficientemente alto, por lo que la estrategia competitiva está basada en bajos costes y muy poco en diferenciación, con enorme dificultad frente a empresas de países emergentes con salarios muy bajos y sistemas impositivos o de protección social que en ocasiones se aproximan a “dumping social”.  Algunos conglomerados, como la automoción y determinados bienes de equipo,  el complejo agro-mar-alimentario o el textil-confección-moda, alcanzan un nivel tecnológico medio-alto, pero, en conjunto, el sistema empresarial gallego tiene que desarrollar mucho más sus potencialidades de crecimiento basado, entre otros, en la innovación, la especialización, la intensificación del valor añadido, la exportación más diversificada en productos y países-destino y la inversión productiva interna e internacional.

En 2006, antes de la crisis,  el VAB de las actividades empresariales privadas de Galicia, suponían  unos 43.500 Mill.€.- Las actividades empresariales de mayor peso eran el “complejo” de  Construcción Civil y complementarios con el 27,1% (Cadenas: Construcción 21,9+Rocas Ornamentales 2,1+Madera 3,1), Turismo-Comercio no específico-Cultura-Ocio con 13,6% (Cadenas: Turismo-Ocio 8,5+ Comercio no específico 3 + Información-Cultura 2,1),  Metal-Mecánica con  el 11,6%% (Cadenas: Automoción 5+Bienes equipo y auxiliares 4,6+Naval 2),  Agro-Mar-Industria Alimentaria con 10,9% (Cadenas: Pesca y derivados 5+Agricultura Ganadería y derivados 5,9), Servicios financieros 6,9%, Educación-Salud-Medioambiente 5,9%, Logistica y transporte 4,9%, Textil-Confección-Moda 4,6%, Energía 3,6%, Quimica-Farmacéutica 2,5%, TICs 2,4%, Servicios intangibles a Empresas 2,3% y actividades varias el resto.

Desde el inicio de la crisis,  tanto la construcción como otras actividades clave de la industria gallega se vieron afectados por graves dificultades de financiación y un debilitamiento creciente de la demanda interna no compensado por el incremento del comercio exterior. Como consecuencia, se perdieron numerosas empresas, descendió el tamaño medio de las mismas, se incrementó sensiblemente el paro y, con la reforma laboral, los empleos creados son más precarios tanto en estabilidad como en remuneración. 

Aún no se ha estabilizado la situación como para hacer un análisis definitivo de la actualidad. Posiblemente cabe plantearlo en 2019/20.  De momento, el total del VAB de las actividades empresariales  privadas de Galicia está alcanzando el nivel de hace once años… Resulta evidente la caída del peso relativo de  lo que llamamos complejos de  Construcción Civil,  Metal-Mecánica,  Servicios Financieros,  Servicios Intangibles a Empresas y el crecimiento relativo o estabilizado de las restantes actividades. @mundiario

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