Transporte metropolitano: A Coruña retrocede 50 años

Postal de A Coruña en 1964.
Postal de A Coruña en 1964.

El transporte metropolitano coruñés no hace sino recuperar las líneas de 1964, como si el medio siglo transcurrido no hubiese alterado profundamente tanto el habitat metropolitano como el propio transporte.

Transporte metropolitano: A Coruña retrocede 50 años

Esta semana se estrenaba el Transporte Metropolitano en Coruña, iniciativa que acumulaba muchos años de desacuerdos entre empresas, concellos y  Xunta. Luego de una inversión autonómica que algunos medios califican de simbólica y que no ha sido desmentida,  menos de cien mil euros en infraestructura. Con el único objetivo de facilitar a las líneas regulares de cercanías acceder al centro de la ciudad. Más de 200 nuevos autobuses diarios añadidos a la densidad de tráfico habitual.

En un ejemplo más de la distancia  existente en la Xunta entre anuncios y realidad, el transporte metropolitano no hace sino recuperar las líneas de 1964, como si el medio siglo transcurrido no hubiese alterado profundamente tanto el habitat  metropolitano como el propio transporte. Y lo hace con cicatería. Sin la menor publicidad de horarios en las paradas, donde únicamente figuran pegatinas con los itinerarios, en tipografía infinitamente menor que la corporativa de la Xunta, sin paneles electrónicos, con marquesinas oxidadas o carentes de mantenimiento y limpieza. Las webs de empresas y Xunta tampoco brindan información sobre los horarios de paso en cada parada. La tecnología GPS que en otras ciudades permite al usuario tener información exacta de horario y ruta, por estos pagos se desconoce.

No se ha querido hacer lo más elemental, integrar líneas urbanas y suburbanas en una sola red, con estructuras de gestión y planificación unitarias, como ocurre en cualquier ciudad moderna. Y no se ha hecho por los intereses creados entre la Xunta y las empresas concesionarias. Con la cooperación por omisión de ayuntamientos como el de Coruña, incapaces de formular alternativas o propuestas y limitados a obstaculizar administrativamente cualquier proceso. Se hace política virtual teorizando sobre el Área Metropolitana mientras se ignora el único servicio de ese carácter. Quizás la Corporación se haya aburguesado tanto que ya no utiliza el transporte público. Ocurre en  una ciudad excluida de las inversiones del Estado por primera vez en muchas décadas y donde la actuación inversora de la Xunta es muy inferior a las necesidades existentes.

¿Cuántas de las 2.000 empresas catalanas que han emigrado han optado por Galicia? O más genéricamente, ¿qué inversión extranjera capta la Xunta, además de las fallidas de Pemex y similares?

Así se va escribiendo cansinamente el guión del gobierno popular de Galicia. Ajeno a los resultados, sorprendido cuando se producen problemas (conspiración de “terroristas incendiarios” de la que nada se ha vuelto a saber), vendiendo humo (industria 4.0) y ausente de cualquier iniciativa. ¿Cuántas de las 2.000 empresas catalanas que han emigrado han optado por este territorio? O más genéricamente, ¿qué inversión extranjera capta la Xunta, además de las fallidas de Pemex y similares?. ¿Existe algo remotamente parecido a la política industrial, a la acción exterior, incluso a la política forestal? Podríamos añadir más sectores pero son suficientemente conocidas las carencias de la política autonómica respecto de los sectores productivos. Demografía recesiva, empleo precario, emigración selectiva de los mejor formados, incremento del peso de los pasivos, son los problemas actuales. Un mundo real del que la TVG, otra burbuja de irrealidad, apenas informa.

Tras ocho años de gobierno popular, en el inicio de la recuperación económica, es constatable la marginación de Galicia en inversiones, oportunidades de crecimiento o peso en las decisiones estatales. El único gobierno autonómico con mayoría absoluta popular, es irrelevante en Madrid, en políticas, estrategias, prioridades o inversiones. Están, pero no se les ve, o no se les escucha o sencillamente no tienen opinión. Tienen mayoría absoluta pero no saben ejercerla más allá del reparto de prebendas. 

El gobierno central está bloqueado parlamentariamente con  la crisis catalana cada día más enconada.  Es difícil que  la legislatura dure mucho más ni sea capaz de aprobar los presupuestos y menos la legislación prometida. Estamos en tiempo de descuento, políticamente perdido. La Xunta, que no debe hacer frente a urgencias tan graves, carece de iniciativa política perceptible. Un gobierno fantasma para un país paralizado.

Comentarios