Si el superávit de la balanza por cuenta corriente se consolida, España se moverá

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.
Si Montoro dice la verdad con el superávit de la balanza por cuenta corriente, y éste se sostiene, es probable que tenga razón sobre la salida de la crisis, en cuyo caso sorprende que no lo diga Rajoy.
Si el superávit de la balanza por cuenta corriente se consolida, España se moverá

La última intervención de Cristóbal Montoro en el Congreso tal vez ha pasado demasiado inadvertida porque el ministro de Hacienda ha dicho cosas que, de ser ciertas, serán decisivas. Con todos sus defectos, Montoro suele ser más riguroso que el ministro de Economía, Luis de Guindos, por lo que conviene seguir sus pasos, a sabiendas de que expertos como Hans-Werner Sinn, presidente del Instituto Ifo de Investigación Económica alemán, enfría cualquier previsión positiva, al asegurar que a España le quedan diez años más de crisis, mientras profundiza en su proceso de devaluación interna. ¿Y qué dijo Montoro que sea tan importante? Algo aparentemente muy técnico pero esencial para la salida de la crisis: hay superávit en la balanza por cuenta corriente, de ahí que augure que el segundo trimestre del año será el último de caída de la economía y que la salida de la crisis está cerca. Sus puntos de apoyo son, también, la baja inflación y la mejora en el acceso a los mercados financieros a un coste cada vez más asumible.

En España se habla tanto de déficit público, deuda y prima de riesgo que entre todos nos olvidamos de lo más sustancial: la balanza por cuenta corriente, concepto que apenas se menciona en el debate político –por eso es tan importante que lo haga Montoro- y que comprende los saldos por transferencias, mercancías y servicios; es decir, un dato que resume lo que es un país. En palabras llanas, se puede tener mucho déficit si hay con que pagarlo, caso, por ejemplo, de Japón. Pero si, como sucede en España, los ingresos caen, entonces no dan ni para pagar los servicios públicos ni los intereses de la deuda del Estado.

Si alguien puede saber el estado real de la balanza por cuenta corriente es, evidentemente, el ministro de Hacienda, que ha sido categórico: “España ha dado la vuelta a la crisis, hay un futuro prometedor por delante y vienen etapas de crecimiento, siempre que apostemos por la estabilidad económica”. Se le puede creer o no, pero si dice la verdad con el superávit y éste se sostiene, es probable que tenga razón, en cuyo caso sorprenden al menos dos cosas: una, que sus palabras hayan pasado tan inadvertidas, y dos, que su discurso no fuese solemnizado por el propio presidente del Gobierno, más allá de una mención que hizo en una cumbre de la CEOE y un comentario muy de pasada en la FAES de Aznar.

En Japón se ha visto que teniendo más déficit público que España, sin embargo nadie le ha negado crédito ni le ha exigido altos intereses, porque los mercados saben que Japón puede financiar su deuda con el superávit por cuenta corriente, gracias a sus exportaciones. ¿Qué diferencia a España? Con la llegada de la crisis, España acumuló un déficit comercial (por cuenta corriente) que tuvo que financiar con la venta al exterior de activos propios —léase deuda— para no hundir del todo su consumo interno. Las rentas que se pagan por esos activos vendidos al exterior son superiores a los ingresos que llegan por las inversiones internacionales, con lo cual hay que compensar con deuda el déficit comercial. España precisa producir más y exportar más, ese es el reto de fondo, y mientras no lo haga seguirá agobiada con sus deudas, tanto públicas como, sobre todo, privadas. Una parte importante de la deuda es con el exterior, por falta de ahorro interno, y los que nos prestan, mandan. Esos son los mercados que nos obligan a ganar menos y a pagar más impuestos, con menos servicios públicos.  @J_L_Gomez

 

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