La pelea por el crédito fiscal de Novagalicia evidencia las carencias de la banca española

El último regalo del Estado a la banca son los llamados DTA, una especie de beneficios fiscales por valor de 30.000 millones de euros. Mientras, el crédito a empresas y familias no fluye.
En España y, en general, en Europa, se le da mil vueltas a la recuperación del crecimiento mediante la ingeniería financiera. Por eso mismo, aunque no se llegó al eurobono --Alemania no quiere compartir sus elevados costes--, se sigue enredando con imprimir más dinero, devaluar y crear inflación artificial. A veces incluso se le quiere hacer creer a la gente que en Estados Unidos van mejor porque hacen eso mismo desde la Reserva Federal. Y no es verdad. Por mucho que también haga sus juegos de manos la Reserva Federal, que es cierto que los hace cada vez que ve subir el paro, la clave de fondo, como siempre, está en la economía productiva, y no en la financiera, que es una consecuencia o una necesidad, según se quiera ver.
Estados Unidos crece porque tiene empresas líderes globales, menos endeudadas que las europeas –y no digamos que las españolas- y que son punteras en tecnología, no sólo en distribución o logística. Es decir, Estados Unidos tienen muchas Inditex que no venden minifaldas sino móviles y ordenadores que consume todo el planeta. Y, por si fuese poco, sus multinacionales han sabido encontrar mucho petróleo y mucho gas. En esa línea, en Europa se salva Alemania y poco más. Y Alemania es muy grande, está muy poblada, lidera la Unión Europea, fabrica Mercedes y BMWs que también se venden en todo el mundo, pero Alemania no es Estados Unidos. Para que lo fuese tendrá que convertir la Unión Europea en los Estados Unidos de Europa, y para eso parece que falta un poco todavía.
Una banca incapaz de dar crédito
Entre tanto, la economía financiera española sigue gripada. Nadie lo quiere decir abiertamente pero la banca continúa teniendo problemas: el principal, que no cumple su papel de canalizar el crédito de manera adecuada, en beneficio del conjunto de la sociedad y no sólo de sus intereses. Y eso que fue la sociedad española la que con un gran esfuerzo ha contribuido a recapitalizarla, con miles y miles de euros para que no hiciese crack. No es una casualidad que Citi, por ejemplo, advierta estos días de que la banca española está cara en Bolsa.
¿Actúa así la banca por capricho o por fastidiar a empresas y familias? Tampoco. La banca española sigue teniendo problemas de capitalización y los recursos que capta a bajo precio prefiere dedicarlos a comprar deuda pública bien remunerada, para no correr más riesgos. Por eso es tan urgente invertir la situación, de modo que los bancos aumenten el crédito a empresas y familias y lo reduzcan a la administración pública. En palabras del economista Daniel Lacalle en MUNDIARIO, lo que hace falta es que la banca deje de ser un arma de absorción de deuda soberana y preste a la economía productiva.
De la delicada situación de la banca hay, por desgracia, más síntomas, empezando por sus resultados sin atípicos. Basta ver los números de los nueve primeros meses del año en Caixabank, la primera entidad financiera doméstica de España. Y como hay problemas, el ministro Luis de Guindos le da calmantes, sabedor de que el cáncer no se cura con aspirinas.