La OCDE advierte de que extender las ayudas de los gobiernos al empleo puede “distorsionar” el mercado laboral

Trabajadores en Alemania. / Mundiario
Un soldador en una planta industrial en Berlín, Alemania / ABC.
La crisis es demasiado profunda como para que los Estados relajen las medidas restrictivas y desbloqueen sus actividades económicas de la noche a la mañana.
La OCDE advierte de que extender las ayudas de los gobiernos al empleo puede “distorsionar” el mercado laboral

El pilar del sistema de vida que determina las acciones, las decisiones, la esencia y la subsistencia de la humanidad está agrietado y amenaza con hacer ceder la compleja estructura de la economía mundial, hoy contraída y en cuidados intensivos por la pandemia de coronavirus. El mercado laboral es el gran perdedor de esta crisis global, y por ende, una buena parte de la humanidad que forma parte de la base de la pirámide del capitalismo. 

Si bien decenas de Gobiernos alrededor del mundo han otorgado ayudas públicas y destinado cuantiosos paquetes de inversiones, créditos y subsidios para evitar que más personas queden excluidas del agresivo e indetenible flujo de grandes capitales que circula en las principales economías industrializadas y occidentales, esos estímulos no han sido suficientes para frenar una tendencia regresiva que ha confinado, dejado sin ingresos y en estado de pobreza socioeconómica a más de 40 millones de personas en todo el planeta, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).


Quizás también te interese:

Incertidumbre empresarial y "emociones negativas"


La crisis es demasiado profunda como para que los Estados relajen las medidas restrictivas y desbloqueen sus actividades económicas de la noche a la mañana. La OMS ha sido clara y enfática al advertir de que lo peor de la pandemia ni siquiera ha llegado, razón que da a entender que cualquier liberalización o reapertura económica será un nuevo retroceso en materia sanitaria y podría, al mismo tiempo, agravar las crisis sociales, económicas y humanitarias que se han instalado en los países más vulnerables del mundo frente a la pandemia, en especial los de América Latina, Asia meridional y el África subsahariana. 

Una advertencia similar ha lanzado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el organismo multilateral que agrupa a las economías emergentes más pujantes del sistema global. El ente ha recordado que no hay vacuna, no se sabe si habrá otro rebrote mundial ni si habrá que mantener, y durante cuánto tiempo, restricciones a determinadas actividades.

Es por ello que la OCDE ha publicado este martes su más reciente informe sobre el empleo global, titulado Employment Outlook, que aconseja “mantener las ayudas al empleo para los sectores más golpeados y así evitar un repentino aumento de los despidos”. Pero a la vez avisa de que, “a medida que la economía reabra, hará falta adaptar estos esquemas para no distorsionar el mercado y obstaculizar la recuperación”. 

Esto implica que los Gobiernos podrían redireccionar los capitales públicos hacia el financiamiento de subsidios por desempleo, créditos a las empresas, coberturas de salarios (como es el caso de España con los ERTE) e inyecciones de liquidez a las empresas para que mantengan en balance positivo sus carteras de pasivos laborales (salarios, compensaciones, bonos, prestaciones sociales, etc.). 

“Una pregunta clave es si los beneficios más generosos, al reducir los incentivos de búsqueda de empleo, pueden empeorar los resultados del mercado laboral y retrasar la recuperación”, seǵun el informe de la OCDE. Es decir, el organismo teme que los Estados creen e induzcan nuevos climas socioeconómicos que generen una cultura y sistema paternalistas en las poblaciones, lo que motive a los ciudadanos a dejar de demandar empleo por mantener los subsidios y manutenciones parciales que proveen sus gobiernos. 

“En este sentido, la OCDE aboga por que se deje que los mecanismos del mercado laboral vuelvan a funcionar y se diferencien las ayudas de las condiciones de las distintas empresas, sectores y trabajadores”, manifestó el multilateral en su informe difundido hoy. 

La importancia de establecer parámetros de selección rigurosos para determinar cuáles empresas deben recibir grandes financiamientos, es la clave para volver a imprimirle dinámica a los mercados que captan mano de obra, capital humano y fuerza de trabajo fundamentales para reactivar las empresas, los sectores comerciales, las inversiones y la creación de bienestar socioeconómico a largo plazo. 

En su informe, el club de las economías más avanzadas del mundo insiste en que 2020 será un año muy lúgubre en el ámbito laboral. De hecho, este será el fin de una década que provocará agudos retrocesos en todo el terreno ganado en la construcción de una estructura laboral mucho más fuerte desde 2010 durante la estela de la Gran Recesión de 2008. Ahora, la humanidad ha vuelto al punto desde el cual empezó a reanimar el mercado laboral tras el estallido de la crisis mundial de hace 12 años. 

El organismo con sede en París (Francia) recomienda que, en el caso de que la actividad pueda reanudarse, “modificar estos instrumentos para evitar incentivar trabajos que se han vuelto permanentemente inviables”. Esto implica que la OCDE advierte de que no es sostenible la vigencia de un consumo artificialmente financiado por la vía de las ayudas públicas sin producción, trabajo ni actividad económica real. 

“La duración, enfoque y alcance de los programas de apoyo a las rentas implementados en los primeros meses de la crisis deben ser reexaminados para asegurar que sean sostenibles, que sus efectos sobre los incentivos laborales sean mínimos y que garanticen que el apoyo llegue a los más necesitados”, alerta la OCDE.

Por lo tanto, el mensaje del organismo a la economía mundial se basa en que las ayudas no deben saturarse ni generalizarse a toda la población para evitar que la cultura del trabajo pierda fuerza, influencia y rentabilidad en esta nueva e irreversible era económica global durante y después de la pandemia. @mundiario

Comentarios