Navantia necesita estimular su labor comercial con decisión y apoyo político

Cualquier compañía debe mirar hacia una política comercial que estimule la carga de trabajo, Navantia también. Las decisiones y el apoyo político juegan un papel importantísimo.
Navantia necesita estimular su labor comercial con decisión y apoyo político

Navantia

La trayectoria de Navantia arranca en 1730 con la creación de los históricos arsenales militares de Ferrol, Cartagena y La Carraca, cuyos astilleros estaban destinados a construir y reparar los buques de la Armada Española. / Carmen Alonso Suarez via Compfight

Un proyecto más ambicioso, la mejor idea y desarrollar algo nuevo nunca fue fácil, mucho menos si se refiere a poner en marcha proyectos industriales. Pero si España mira alrededor podría encontrar los ejemplos que necesita y, en definitiva, las aportaciones que encaminen un nuevo proyecto para su industria. ¿Y por dónde empieza este camino? Quizás ya esté trazado, sólo hay que tomarlo adecuadamente: la presencia tecnológica surgirá de la investigación y el desarrollo. Un país fuerte como España, con industrias potentes en el sector naval, reúne todas las condiciones con las que se podría obtener un nuevo proyecto. Navantia, renacerá si el país se centra en la industria, la innovación, la investigación aplicada y alta tecnología. Sólo así será más rentable en términos de empleo y de actividad económica.

Navantia fue capaz y ofreció transparencia en tecnología. Construyó buques con éxito para la Armada Española, adaptó a cada momento los productos a sus clientes. Alcanzó el éxito internacional y firmó grandes contratos con la India, Australia, Noruega, Venezuela, etcétera. Su gran experiencia es indiscutible pero ¿qué necesitan sus astilleros para avanzar? bajar los salarios de sus trabajadores no parece solución para que gane en competitividad. Se presenta obvio que el problema está en el desarrollo tecnológico de estos productos que ofrecen costes de aprovisionamientos que rondan el 70%, es decir, en los costes de producción y, sólo la cooperación con los proveedores, estableciendo especificaciones técnicas comunes y coordinando las compras, abarataría esos costes, a la vez que conseguiría mayor nivel de calidad en la construcción naval. Los contratos con el exterior volverán sólo si la imagen de Navantia se somete a un cambio, partiendo del dique flotante tan solicitado para reparar barcos. ¿No parece ésta la llave que podría abrir puertas a nuevos mercados? Es posible.

Apoyo político: cada uno desde su lugar con un mismo objetivo

Por un lado, cualquier compañía debería mirar hacia una política comercial para estimular la carga de trabajo y, por otro, las decisiones políticas y su apoyo juegan papel importantísimo, sólo que deberían darse sin críticas y “peleas”, las cuales jamás llevaron a los resultados que busca un país en crisis y mira hacia el mismo objetivo, o debería. Se presenta lógico pensar que con la colaboración de todos, cada uno desde su “escaño” y desde su “ideología”, con implicación de toda la potencia diplomática y capacidad de influencia del Gobierno podría acordarse la mejor política comercial en apoyo a Navantia, con decisiones colectivas y responsables. Por lo que sería imprescindible la constitución de un amplio frente institucional y social en defensa de los astilleros. Liderado por el Ejecutivo pero con la participación de todos, tanto oposición como ciudadanos. Todos para defender a Navantia y así llenar sus vacíos, mirando hacia una nueva estrategia para paliar las grandes carencias de los astilleros, es decir, para reforzar la competitividad y la productividad. Y esta corrección tiene que darse ya, con el consenso de los actores económicos y sociales que estimulen el escenario, donde sus principales obras se centren en la salida al exterior de los productos y en la innovación tecnológica. Porque Navantia vivirá con naves y diques de carga de trabajo estimulando y exigiendo una adecuada política comercial. Y cualquier interés distorsionado por los astilleros españoles será evitado sólo si el trabajo se racionaliza mejor. De este modo mejorará su imagen, llegarán inversores que permanecen alejados debido a las dificultades de crédito y, por fin, los pedidos.

Sólo así una empresa como Navantia dejaría lejos al “insumergible” Titanic y para ello reclama toda la atención: necesita de España y España necesita de sus buques. @noemifarinas 

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