Maduro se abre inevitablemente a la dolarización de Venezuela con nuevas medidas

El presidente (de facto) de Venezuela, Nicolás Maduro, durante su rendición de cuentas ante el Parlamento este martes. / Prensa Presidencial
El presidente (de facto) de Venezuela, Nicolás Maduro, durante su rendición de cuentas ante el Parlamento este martes. / Prensa Presidencial
Ahora los venezolanos podrán abrir y poseer cuentas en dólares así como tienen cuentas denominadas en bolívares. "Ya estamos por autorizar la apertura de cuentas en dólares a todos los niveles", dijo el mandatario socialista.
Maduro se abre inevitablemente a la dolarización de Venezuela con nuevas medidas

Tiempos de cambios históricos en el país más inestable de América. En medio de la peor crisis de su historia, Venezuela se acerca a la instalación plena de la divisa de reserva mundial en su devastada economía. El dólar ha llegado para quedarse, y así lo ha admitido indirectamente Nicolás Maduro, presidente (de facto) del país, quien este martes anunció una serie de medidas que impactarán considerablemente una economía que ha perdido el 60% de su valor y su tamaño en siete años.

Ahogado por las sanciones de Estados Unidos que el presidente Donald Trump le impuso desde 2018 para forzarlo a salir o a negociar el poder, ante la extrema crisis interna, Maduro busca oxígeno porque, simplemente, la hiperinflación está matando de hambre a los venezolanos. La pobreza de ingresos escala al 90% y la pobreza absoluta arropa al 71% de la población. Una verdadera crisis humanitaria.


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El jefe del régimen chavista manifestó su intención de “avanzar 100% hacia un sistema de pagos digital en el país”. El combustible de ese mecanismo será el dólar estadounidense, la moneda que hoy domina el 70% de las transacciones diarias de los venezolanos, ya sea en efectivo o mediante pagos electrónicos con procesadores como Zelle, Paypal u otros. 

Más de 2.500 millones de dólares circulan, sobre todo en físico, a lo largo y ancho de Venezuela. Aunque no está claro el origen de esa enorme masa monetaria existente en un país que ha perdido el 99% de sus ingresos por exportaciones de petróleo, admitido por el propio Maduro, las remesas, las repatriaciones de capitales de los empresarios y el contrabando de gasolina por la frontera con Colombia junto al contrabando de oro por la frontera con Brasil, son los principales canales que permitieron la entrada de un caudal de billetes verdes en una nación cuyo Gobierno se denomina “antiimperialista”, pero paradójicamente, usa y necesita la moneda de ese imperio. 

Tras el anuncio de Maduro, la divisa estadounidense podrá ser depositada en la banca nacional, tanto pública como privada. Ahora los venezolanos podrán abrir y poseer cuentas en dólares así como tienen cuentas denominadas en bolívares, su devaluada moneda nacional. “Ya estamos por autorizar, bajo la supervisión de la Superintendencia de Depósitos Bancarios, la apertura de cuentas en dólares a todos los niveles”, afirmó el mandatario socialista.

El mandatario venezolano hizo estos anuncios, importantes para los 28 millones de venezolanos que viven dentro del país, con motivo de su visita a la Asamblea Nacional, recién electa en las dudosas elecciones del pasado 6 de diciembre, tildadas de fraudulentas por una buena parte de la comunidad internacional, un Parlamento que ahora es controlado por el chavismo. Maduro fue a presentar su Memoria y Cuenta, el informe anual de gestión, un acto exigido por la Constitución que no realizó durante los pasados cuatro años, solo en el primer período de la Asamblea de mayoría opositora, que él mismo dinamitó y bloqueó con la complicidad del Tribunal Supremo de Justicia.

En medio de una salvaje hiperinflación del 50.000% anual (40% mensual), un desempleo rampante y la profundización de la desigualdad entre un 20% de los venezolanos que tienen ingresos en dólares frente al otro 80% que solo percibe bolívares, Maduro adopta esta medida para captar los flujos de divisa estadounidense que dejó de percibir cuando Washington empezó a apretar las tuercas de las sanciones y no le dejó más remedio al régimen que utilizar el euro vendiendo el oro de las reservas del Banco Central a Rusia y Turquía, que le envían a cambio cargamentos aéreos con lotes de efectivo de la divisa de la Unión Europea.

Pero en un país donde ninguna empresa o comercio está dispuesto a pagar impuestos en dólares al Gobierno, es el Estado ahora quien fuerza esa dinámica y apuesta por liberar presión sobre la banca nacional, ahogada por la inflación del bolívar y la devaluación de sus depósitos en moneda nacional. 

En Venezuela, el efectivo en bolívares es prácticamente inexistente, además de su nulo poder de compra gracias a la inflación causada por el Banco Central bajo la orden de Maduro de acelerar el gasto público y la inyección de dinero sin límites. 

Esto obliga a los ciudadanos a realizar transacciones y pagos cotidianos en puntos de venta con tarjetas de débito, transferencias bancarias y mecanismos alternativos como el pago móvil, por supuesto, siempre al equivalente de la tasa de cambio bolívar-dólar, según el precio que marque el billete verde en el día, pues puede aumentar o bajar volátilmente dos veces por día (1 millón y medio de bolívares por divisa hasta este miércoles).

Con poca credibilidad y legitimidad de su Gobierno, poca confianza de inversores extranjeros para colocar sus capitales en Venezuela y un marco regulatorio que permite mucho control del Estado sobre el dinero de las empresas, Maduro la tiene difícil para recuperar el bienestar, la generación de empleo y la prosperidad económica de un país que desde hace dos años renunció a su moneda para dar paso al dólar. Paradójicamente, el bolívar fue la moneda más fuerte de América Latina durante buena parte del siglo XX, y en la década de 1950, llegó a tener más valor mundial que el dólar. Hoy está pulverizada.

“Se ha hablado de la dolarización de la economía. Yo he dicho que las expresiones de dolarización del comercio han sido y son una válvula de escape,” afirmó Maduro. La tormenta económica de Venezuela está lejos de escampar, y mientras tanto, la nueva dinámica de intercambios en dólares que las personas y las empresas han creado de facto para subsistir sigue creciendo con fuerza en una tendencia que ya es irreversible. La dolarización oficial de Venezuela está cada vez más cerca. @mundiario 

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