Las empresas españolas siguen sin crédito y sus trabajadores ganan menos

Mariano Rajoy, bajo la sombra de Angela Merkel.
Mariano Rajoy, bajo la sombra de Angela Merkel.
La lucha contra el desempleo juvenil en Europa parte de una cuantía testimonial, pero algo es menos que nada, de ahí que el presidente Mariano Rajoy intente vender un mensaje alentador.
Las empresas españolas siguen sin crédito y sus trabajadores ganan menos

Europa sigue en crisis, tiene 27 millones de parados y no sabe muy bien qué hacer. O si lo sabe pero no tiene recursos para hacerlo. Ni hay un presidente al estilo de Franklin D. Roosevelt, el demócrata que sacó a los estadounidenses de la depresión del 29, ni hay euros frescos; como mucho, hay más ingeniería financiera para seguir mareando la perdiz, si bien tampoco se trata de menospreciar la nueva promesa de Alemania de aportar 18.000 millones más en créditos para el empleo juvenil.

Tres son los vectores sobre los que trabajan desde Bruselas: la unión bancaria, la fluidez del crédito a las empresas y la reducción del desempleo, empezando por el paro juvenil. Y si bien las noticias no son del todo malas, porque hay pequeños avances en los tres frentes, tampoco cabe esperar de los acuerdos de la última cumbre un ‘plan Roosevelt’. Nada cambiará, de verdad, en Europa hasta que pasen las elecciones generales en Alemania, el país que adopta o bloquea decisiones importantes en la Unión Europea.

¿Resultado a día de hoy? Las empresas de la periferia europea, como las españolas, continuarán pagando más por el dinero, si es que se lo prestan, y sus trabajadores tenderán a cobrar menos o a seguir en el paro. Tal vez mejore un poco la cosa con algunos jóvenes, dados los nuevos incentivos a la contratación, pero no en la cuantía deseable. Ya lo dijo alto y claro la canciller Angela Merkel: “No podemos ofrecer un puesto de trabajo a todos los jóvenes españoles”.

Si se quiere ver el vaso medio lleno, también se puede, siempre que las expectativas no pasen de encontrar un pequeño poso: la lucha contra el desempleo juvenil en Europa parte de una cuantía testimonial, pero algo es menos que nada, de ahí que el presidente Rajoy intente vender un mensaje alentador, por muy consciente que sea de que con estas medidas ni se concreta el horizonte de la unión bancaria, clave para el endeble sistema financiero español; ni se asegura que el crédito llegue a las pymes en buenas condiciones, ni se remedia el paro juvenil, que si es grave en Europa, en España resulta socialmente intolerable.

El discurso oficial contra la crisis sigue instalado en el binomio más ajuste y más impuestos, como receta para recuperar competitividad, pero no profundiza en la raíz del problema: el crecimiento económico. Tal vez porque ni siquiera hay modelo. Los dos últimos gobiernos españoles se quedaron de repente sin la construcción y, de buenas a primeras, no supieron qué hacer para suplir ese tremendo vacío. Esa circunstancia es la que explica que la crisis económica mundial tuviese una mayor  incidencia en España que en los otros países grandes de la Unión Europea, lo cual se tradujo en una fuerte contracción de la economía y en un aumento histórico del desempleo.

En España, las causas de este cambio de tendencia no pueden atribuirse exclusivamente al impacto internacional de la crisis financiera iniciada en Estados Unidos, sino también a las propias debilidades del patrón de crecimiento, ligado en exceso a la construcción. De facto, la vivienda se había convertido en un motor importante de la economía, entre otras cosas gracias a la liberalización del suelo, lo cual ayudó a crear un gran número de empleos tanto directos como indirectos. Todo eso desapareció y, tras varios años de ajustes y subidas de impuestos –léase también empobrecimiento-, seguimos más o menos en las mismas. Un poco menos endeudados en el sector privado y un poco más en el sector público. Es lo que hay. @J_L_Gomez

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