Fabrice Tourre: auge y caída de un joven en el banco Goldman Sachs

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Muchos ven en él una “cabeza de turco” que simboliza los excesos de Wall Street. Fue el único que se sentó en el banquillo ya que Goldman llegó a un acuerdo extrajudicial.

Fabrice Tourre: auge y caída de un joven en el banco Goldman Sachs

Como cada viernes al acabar la jornada laboral, me dirigí a una conocida cadena de librerías a echar una ojeadilla, con el fin de darme un premio tras una semana intensa. Paseaba por la segunda planta y en la zona de libros sobre economía, derecho y empresa, mi favorita,  vi una llamativa oferta de liquidación de algunos libros entre los que figuraba una auténtica obra maestra: “El Banco. Cómo Goldman Sachs dirige el mundo” (Ed. Deusto. 2010), del periodista francés Marc Roche, corresponsal en Londres del diario Le Monde.

Lo leí hace ya un par de años, y disfruté cual lagarto al sol. Digamos que la obra ya está un tanto sobrepasada (fue editada en Francia en 2010, ya ha llovido bastante desde entonces)  pero es una lectura interesantísima y, por supuesto, muy bien documentada, sobre la reciente historia de Goldman Sachs, uno de los bancos más importantes del Mundo. En él han trabajado Mario Draghi, Hank Paulson o Mario Monti, por poner solamente algún ejemplo.  Es sin duda una biografía bastante crítica, pero muy enriquecedora por cuanto en ella se cuentan todos los entresijos del funcionamiento de este coloso.

Uno de los capítulos más significativos es el dedicado al tristemente famoso Fabrice Tourre, uno de los ex trader de Goldman Sachs, condenado el pasado 1 de agosto, de 2013 por la justicia federal de Nueva York. Cuenta Roche en su libro que Tourre fue un producto perfecto de la “Centrale” una de las más prestigiosas grandes écoles francesas: sereno, aplicado y poco dado a la vida nocturna. Tras graduarse y pasar una breve estancia en la Stanford Business School, con 23 años consigue una entrevista en Goldman (el proceso para entrar en Goldman Sachs suele consistir en unas 20 entrevistas). Elocuente y encantador, hiperconcentrado, conocedor de las matemáticas más sofisticadas, gran jugador de tenis, necesita dormir poco es y amante del running y, por lo tanto, estará  dispuesto a someterse a esfuerzos prolongados. Tourre es el candidato perfecto.   

Tras superar el maratón de entrevistas, Tourre se incorpora al parqué. Estamos en plano boom económico: crecimiento imparable dopado por la política de dinero barato impulsada por la FED. El exitoso estilo Goldman se impregna rápidamente: trabajo en equipo, nada de egocentrismos. Hay que ser clean, no se permite ninguna excentricidad en la vestimenta: traje oscuro, camisa blanca o azul claro, corbata neutra, pelo corto y buen afeitado. El ritmo, como en la comedia, es lo más importante: 18/24 (horas de trabajo al día), 6/7 días a la semana (el día del Señor es variable, sábado o domingo), 50/52 (semanas de trabajo al año). En uno de los emails enviados a su novia,  intervenidos a Fabrice Tourre en su proceso judicial,  comenta: “Curro a este ritmo demencial desde hace seis años. Siento que se me va la olla”.

Pero tras un exitoso y meritorio ascenso fulgurante, comenzará su caída. En 2005, junto con otro compañero, crea un producto financiero llamado Abacus, basado en una cartera de créditos subprimes, créditos hipotecarios de riesgo; en sus correos, Tourre llama a este producto “Frankenstein” por la toxicidad de los mismos. Será el principio del fin para él. Tras ganar 1,5 millones de dólares en 2007 y ser ascendido, lo destinan a Londres con el fin de adaptar Abacus al mercado europeo. El 16 de abril de 2010, salta el escándalo al verse publicado uno de sus emails en el que se autodenomina "Fab el Fabuloso", y señala que va a ser el único superviviente cuando todo se venga abajo. “Todo el edificio está a punto de derrumbarse en cualquier momento... Con un único superviviente, el fabuloso Fab... En pie en medio de todas estas complejas operaciones exóticas fuertemente apalancadas que ha creado sin necesidad, incluso, de comprender todas las implicaciones de esas monstruosidades”. Finalmente la sangre llega al río, y el escándalo es mayúsculo.

Muchos ven en él una “cabeza de turco” que simboliza los excesos de Wall Street.  Fue el único que se sentó en el banquillo ya que Goldman llegó a un acuerdo extrajudicial en 2010, pagando 550 millones de dólares. Como decía anteriormente, el pasado 1 de agosto de 2013, un jurado de un tribunal federal de Manhattan declaró a Tourre culpable de seis de los siete cargos que pesaban en su contra.

Desconozco si ha llegado a pisar la cárcel, pero al parecer Tourre ha experimentado un cambio radical en su estilo de vida. Dejó atrás su apartamento neoyorquino de 4.000 dólares al mes y actualmente está trabajando para organizaciones humanitarias en Ruanda y se ha doctorado en Economía en la Universidad de Chicago.

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